--El Festival Internacional de Benicàssim (FIB) ha colocado a Castellón en el mapa mundial de la música. Tras una primera etapa, en 1995 hasta el 2000, de consolidación, llegó el ‘boom’, y la cita sigue en primera línea mundial. ¿Existe una fórmula del éxito?

--A pesar de que hace poco que me subí a este barco, la fórmula está en tener un buen plan de desarrollo y estratégico y aplicarlo. Ya se ha conseguido trascender fuera de España, y abrir un importante mercado en toda Europa, que se está asentando cada vez más. Ese lugar de privilegio se consigue, sí, pero debe mantenerse.

--Ofrecen sol, playa y música... ¿por este orden?

--Música primero, y después, sol y playa. Hay grupos de primer nivel en un cartel de cuatro días con unas 100 bandas, de las cuales unas 20 son de primerísimo nivel, que vienen a un entorno que es Benicàssim. Único. Eso, en conjunto, es lo que da el éxito al FIB; es más, creo que el FIB supera todo eso, convirtiendo la buena música en directo en toda una experiencia vital por unos días.

--Es usted un importante empresario en todo el mundo, con festivales en Reino Unido y España, y un bagaje meteórico dirigiendo Glastonbury, Leeds-Reeding o Fleadh, verdaderos gigantes en el sector musical. ¿Cómo ve Benicàssim, en la actualidad y cómo lo imagina dentro de unos años?

--El FIB es una realidad, para hoy y para mañana, de presente y de futuro. Es una gran empresa que se mueve por todo el mundo, que contrata a nivel internacional y que tiene personalidad propia. Benicàssim seguirá en la línea de un cartel potente, atractivo, que atrape a la gente a la que le gusta este tipo de música; pero tenemos el corsé de la capacidad del recinto, de 50.000 personas. Y en el futuro, seguiremos en Benicàssim, por supuesto, no existe ninguna intención de moverlo, ni duda. Es el lugar al que pertenece y del que no se moverá. Es posible, solo posible, que el próximo año doblemos en una segunda sede. Lo estamos estudiando.

--¿Cuándo conoció y por qué se fijó en el FIB como negocio?

--Lo conocí como espectador, con una perspectiva desde fuera, que ya era buena. El 2006 fue otro récord, con todo vendido dos meses antes para ver a Depeche Mode, Morrissey, Pixies, Madness, Franz Ferdinand y The Strokes. Todos los ojos estaban puestos en Benicàssim, y los míos... En el 2000 había vendido mi anterior empresa, Mean Findler, y los festivales asociados, y el FIB era una oportunidad. Mis hijos lo conocían y desde algunos grupos me habían hablado maravillas, así que... Era la primera vez que hacía negocios en España, y, después de la transición y de un primer año de tanteo, no bajaremos el listón, sino, al contrario, vamos a más. Este año se han vuelto a vender ya todos los 40.000 abonos con derecho a cámping con un impresionante cartel con Arcade Fire, The Strokes, Arctic Monkeys, Primal Scream...

--¿El negocio de los festivales, tiene futuro en España?

--Tiene presente y futuro. Fíjese que el modelo de Benicàssim se ha exportado por toda España, e incluso por todo el mundo; y en la órbita del FIB han nacido en Castellón y en la Comunitat muchas citas. Hoy por hoy, una de las vías más importantes del negocio de la música es el directo y los festivales. Ahí están Sónar, que se está celebrando estos dias en Barcelona; o el Día de la Música, también en marcha este fin de semana. Y eso genera turismo, negocio y un mercado importante que va cada vez a más, y en el que Benicàssim es un referente. La promoción que el festival le ha dado y le da a la ciudad y a la provincia como destino vacacional en todo el mundo es enorme.