En los últimos Juegos Olímpicos celebrados en Río de Janeiro, España obtuvo un total de 17 medallas. En el reciente Mundial de Ornitología que acogió Portugal, entre los 22 criadores de Castellón presentados se colgaron la friolera de 46 metales, con 21 oros incluidos. Un dato que refleja a las claras el calado que tiene hoy esta actividad en nuestra provincia.

El más laureado en Matosinhos, la ciudad lusa que acogió la cita internacional, fue el burrianense Bernardo Pascual (imagen inferior), con cinco oros y dos platas; un resultado que consiguió con los 33 pájaros que presentó y que espera incluso mejorar en el próximo Mundial que acogerá Valencia: «Crío canarios toda la vida. Ahora tengo 100 en casa, pero cuando críen me plantaré en unos 300». Asegura Pascual que esta afición «es más sacrificada que otras. Si te gusta pescar, por ejemplo, puedes estar tres meses sin hacerlo, pero aquí tienes que cuidar a los pájaros todos los días». El burrianense, que sueña con cambiar su tienda de relojes por una de animales, reconoce que la ornitología es su pasión: «Es una afición sana. Cuando estoy con ellos me relajo; me encanta cuando empiezan a salir y van creciendo».

Desde La Vilavella, José Alba, tesorero de la Federación Ornitológica autonómica, desvela el porqué del éxito de los pájaros autóctonos: «España es el segundo país con mejores resultados tras Italia y nuestra comunidad, la mejor a nivel nacional, solo superada por Andalucía. Castellón es puntera sobre todo en canarios, aunque las psitácidas están ganando terreno». Alba, que se colgó tres oros y una plata en Portugal, defiende que «criar es preservar» y añade que en su caso busca «el canario perfecto después de estudiar su genética y emparejarlos».

Para los menos entendidos, en lo que respecta a los canarios —ejemplar preferido en nuestra provincia—, Alba explica que existen tres modalidades a la hora de competir, «de color, de postura y de canto». La última es la más minoritaria, pero en Almassora reside Jesús Arjona, que cuenta con algunos de los especímenes más afinados del mundo, como demuestran sus tres medallas en Matosinhos.

'Pavarottis' con plumas

Con solo 26 años, Arjona (imagen inferior) heredó la afición por los canarios de su padre y con un solo año compitiendo ha logrado unos resultados envidiables. A la hora de evaluar el canto, desvela, «los jueces tienen en cuenta los giros, campanas y floreos de los pájaros. Tienen una planilla, como una partitura, y los canarios deben seguirla». Para conseguirlo, este almassorí entrena a las crías con pájaros maestros desde el inicio y les mima al máximo para la competición: «Yo mismo marco la dieta, que está compuesta de fruta, verdura, semillas y pasta de cría, que es como un bizcocho». Además, antes de la competición promueve el contacto de sus ejemplares con las personas «para que una vez esté ante el jurado no se quede callado por el estrés. Debemos entrenar mucho».

Tanto Arjona como sus compañeros desvelan que esta afición no es especialmente lucrativa en materia económica, pero el joven desvela que vendió uno de sus canarios ganadores «por 250 euros, cuando la media en el mercado es de unos 30». La satisfacción de ver ganar a tu pájaro en un Mundial, eso sí, no tiene precio.