La misma tradición de siempre, pero con otras acciones, comportamientos y gestos. La nueva normalidad provocada por la pandemia del covid-19 cambia los hábitos y las costumbres navideñas en el orbe católico, como la asistencia a los oficios religiosos de estas fechas, o las visitas a los tradicionales belenes que instalan en iglesias, parroquias, conventos e instituciones eclesiásticas e, incluso, en los domicilios particulares.

Unas medidas acordadas recientemente en una reunión mantenida por la consellera de Sanidad, Ana Barceló, con los vicarios generales de la archidiócesis de València, Vicente Fontestad, y de las diócesis de Segorbe-Castellón, Javier Aparici, y Orihuela-Alicante, Vicente Martínez.

De esta forma, y para prevenir el riesgo de contagio del coronavirus, acordaron unas instrucciones a cumplir por cada una de las demarcaciones diocesanas, modificando las pautas de comportamiento en los actos que hasta ahora se realizaban durante estas jornadas navideñas y que se han ido celebrando ininterrumpidamente desde hace siglos en la fe católica.

Así, el aforo de los templos sigue reducido al 30% de la capacidad de los mismos, tal y como dictaron tras el confinamiento, en principio hasta el 15 de enero. El uso de la mascarilla es obligatorio en el interior de las iglesias. La conveniencia de que cante durante las misas un coro reducido y, para evitar que el canto de los populares villancicos se generalice, aconsejan la utilización de música pregrabada cuando acaba la eucaristía y durante la adoración a la figura del Niño Jesús, guardando las distancias personales exigidas, sin poder tocar ni besar la imagen sagrada para no correr con el riesgo del contagio del virus.

Continúa la recomendación de administrar la sagrada comunión en la mano. En el supuesto de que algún feligrés quiera recibir la forma directamente en la boca, como es lo tradicional, tendrá que esperar al final de la fila, y el sacerdote se desinfectará la mano con gel hidroalcohólico después.

MISA DEL GALLO

Cambios sustanciales también ante la celebración de la tradicional Misa del Gallo que se tiene lugar a las 00.00 horas del día 25, y tendrá que finalizar obligatoriamente a la 1.00 horas, debido al toque de queda a la 1.30 horas, para que los fieles puedan regresar a sus domicilios.

Este año no podrán realizarse los encuentros y las reuniones festivas posmisa del Gallo, que se celebraban en muchas iglesias hasta altas horas de la madrugada en un ambiente de fiesta y jolgorio.

Para la visita a los belenes (en muchas parroquias todavía no se han instalado a la espera de que pueda evolucionar positivamente la pandemia), hay que marcar un recorrido, evitando aglomeraciones y guardando siempre las distancias personales. Se prohíben tajantemente la realización de belenes vivientes, aunque sí que es cierto que algunos se escenificarán sin público para transmitirlos en directo por streaming