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CD CASTELLÓN

¿Cuál es el Logroñés al que se enfrenta el Castellón este sábado? Te contamos su historia

La desaparición del histórico CD Logroñés dio origen a dos clubs que se apropian su legado

La Sociedad Deportiva Logroñés, que recibe el sábado al Castellón en Las Gaunas, es un canto al fútbol popular. SD Logroñés

Aunque Logroño tardó en tener fútbol de élite (nueve temporadas, entre 1988 y 1997), su presencia en Primera División forma parte del imaginario colectivo. Los goles de Oleg Salenko, el trabajo del incombustible Tato Abadía, los golpes en el pecho con el que saltaban los jugadores entrenados por el argentino Carlos Aimar... Miguel Ángel Lotina y Quique Setién... Óscar Ruggeri y Anton Polster… Y, cómo no, la mítica narración de «¡Hay gol en las Gaunas!», una de las frases radiofónicas que forman parte de la historia de la retransmisión deportiva en España.

Sin embargo, en 2009, el club, después de dos incomparecencias en Tercera, desaparecía. Pero la capital de La Rioja tenía ganas de fútbol y vio nacer dos proyectos radicalmente distintos desde su concepción. La Unión Deportiva Logroñés (UDL), con mayor potencial económico, se aprovechó del ascenso aquella temporada del Varea (otro equipo de la ciudad) para comprar su plaza y empezar a competir en la tercera categoría del fútbol español. Desde entonces, ha sido el Logroñés de referencia, el que obligó al Castellón a retrasar una semana su regreso a Segunda A en los play-off del verano pandémico del 2020, pero que, como los albinegros, solo duró una temporada en el fútbol profesional, al que sigue aspirando. Esa UDL será el rival de los orelluts en la última jornada de la primera vuelta, no el del próximo sábado (18.00 horas).

Los orígenes de la SDL

El otro proyecto, con nomenclatura confusamente parecida (Sociedad Deportiva Logroñés, SDL), era --y es-- un canto al fútbol popular. El club se empezó a gestar cuando socios del antiguo CD Logroñés empezaron a reunirse en una puerta del estadio. Decidieron alejarse del modelo de las SAD y empezaron con la autogestión. Casi desde su creación, el presidente es Eduardo Guerra, que lleva 12 años en el cargo, seguramente más de los que le gustaría, pero es que es el único que se presentó en las últimas elecciones. El caso es que esta SDL empezó a competir desde lo más abajo (en La Rioja, desde Preferente), convirtiéndose pronto en el típico equipo ascensor, a caballo entre Tercera y Segunda B, aunque, con la reciente reestructuración del fútbol, se colaron en Primera Federación donde, pese a su modestia, viene de conseguir una desahogada permanencia.

Esta SDL es, por tanto, un ejemplo de transparencia. Ya tiene aprobado el presupuesto de este ejercicio (1.007.250 euros), sustentado por el apoyo, a partes iguales (150.000 euros), tanto del Ayuntamiento de Logroño como del Gobierno Regional. 

El propio Guerra admite que están «una categoría por encima de nuestras posibilidades», porque el apoyo popular también es exiguo: cuenta con un millar de socios y unas afluencias de público similares (1.083 espectadores ante el Gimnàstic y 937 ante Osasuna Promesas, sus dos últimos partidos en casa). «Me sorprende la poca gente que viene a Las Gaunas», afirmó con cierto disgusto. 

En esas circunstancias, parece difícil sacar el club hacia adelante, cada vez más exigido por los requisitos, económicos y de otra índole (tuvieron que mudarse al estadio desde las instalaciones del campo Mundial 82, de hierba artificial), de la federación española. Aunque Guerra, allá por el año 2011, y cada vez que se le pregunta, descarta una unificación en un solo proyecto futbolístico en la capital riojana: «Tenemos buenas relaciones -dice sobre la UDL--, no hay ningún problema cuando tenemos que echarnos una mano». «Pero son dos conceptos diferentes: se ha hablado de una posible unificación, pero es complicado por las distintas filosofías», subraya el presidente. 

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