Adiós a una leyenda

CD Castellón: la historia de Pascual Babiloni a través de las memorias y recuerdos de sus compañeros

Tonín, Planelles, Cela y Fabregat, compañeros de Babiloni en Castellón, Madrid y Vall de Uxó, comparten con los lectores de 'Mediterráneo' sus vivencias con uno de los mejores futbolistas provinciales de todos los tiempos

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Entre las múltiples historias que alimenta el fútbol, la de Tonín y Babiloni es sin duda una de las mejores. Es una larga historia de amistad y respeto. Tonín y Babiloni se conocieron de niños en el barrio, donde aprendieron el fútbol libre que se jugaba en los descampados cercanos al viejo Castalia. Coincidieron después en el primer equipo del CD Castellón, y no en uno cualquiera: juntos subieron a Primera División y en 1973 firmaron la gesta del subcampeonato de Copa. Juntos, también, compitieron en el Vall de Uxó en la recta final de sus carreras y juntos, cómo no, vieron el domingo el Castellón-Atlético Baleares en la tribuna del estadio. No lo sabían ni lo sospechaban, pero fue el último partido de Babiloni en Castalia.

Jesús Pascual Babiloni Soler falleció el miércoles a los 76 años. "Entre nosotros nos llamábamos 'abuela' y el domingo le pregunté 'abuela, ¿qué tal estás?'. Me dijo que 'de maravilla'. Hacía deporte todas las mañanas. Incluso el mismo miércoles había salido a andar, pero luego por la tarde se encontró mal. Se le obstruyó una vena en la garganta y cuando llegó al hospital ya no lo pudieron salvar", explica Tonín, todavía impactado por la noticia, a 'Mediterráneo'.

En el barrio

Eran amigos. Uno era fuerte, potente y firme -Babiloni- y el otro pequeño, veloz y habilidoso -Tonín-. Uno defendía y otro atacaba. Uno era algo mayor que el otro. "Pascual tenía dos años más que yo y nos conocíamos del barrio. Vivíamos los dos muy cerca de Castalia. Él vivía detrás de la cárcel vieja y yo en la calle Huesca. De críos nos reuníamos en el descampado de les Romigueres y allí se jugaba al fútbol todas las tardes. Como yo era pequeño y él sabía que me gustaba el fútbol, y estaba ahí mirando, cuando faltaba alguno me invitaban a jugar", recuerda Tonín. "Para nosotros en el barrio, Babiloni era un referente. Cuando debutó en el primer equipo nos hizo mucha ilusión a todos. Se fue después al Real Madrid y justo regresó cuando yo debuté, en un partido contra el Racing de Santander en Castalia. Fue una feliz coincidencia y además marqué el gol de la victoria", comenta.

Babiloni, en el juvenil del Castellón (1964/65).

Babiloni, en el juvenil del Castellón (1964/65). / Ahiscas / Mediterráneo

En el campo, Babiloni ejercía para sus compañeros como una especie de escolta. "Como yo era pequeñito y él sabía que a veces me escondía, cuando había algún partido importante se me acercaba y me decía 'abuela, hoy ponte el mono de faena'", dice Tonín. "En los entrenamientos --recuerda Tonín- cuando nos hacían correr siempre iba el primero. Disfrutaba del entrenamiento y destacaba. Entonces casi siempre había pachangas y a veces me marcaba. Patadas no me daba, pero porque yo saltaba mucho", bromea.

Una de las anécdotas que comparte Tonín, después de tantos partidos juntos, tuvo lugar en Granada: "Íbamos a tirar una falta y me ordenó que me pusiera en la barrera para molestar un poco, 'abuela, ponte ahí en la barrera'. Le hice caso y de repente me dieron un puñetazo tremendo por la espalda que me tiraron al suelo, no sé si sería Fernández o Aguirre Suárez. Me levanté como pude y le dije 'abuela, ve y ponte tú, si no te importa'".

En sus mejores años en el Castellón, Babiloni jugó de lateral izquierdo. "Podía jugar en cualquier lado de la defensa, pero en el centro estaban Óscar, Cela, Ferrer... Se hizo con el puesto en la banda izquierda y, aunque era diestro, subía bastante. Para centrar, recortaba y lo hacía con la derecha", apunta Tonín. "Pascual era un lateral muy honrado, un jugador de club, un futbolista histórico de verdad y muy buen compañero. Tenía pundonor pero no tenía mala fe", añade. "Una leyenda", sentencia.

Similares son los recuerdos de Luis Cela, el capitán de aquel equipo que subió a Primera, quedó quinto en Liga y disputó la final de Copa. "Era un tipo muy físico. Por donde él estaba no pasaba ni Dios", afirma. Con Cela, Babiloni compartió la mayoría de sus más de 300 partidos con el CD Castellón. "Pascual iba muy bien de cabeza y era muy completo. Un jugador fuerte y un marcador fiable que era muy difícil de rebasar", detalla. "Cuando yo jugaba de líbero, para mí él era el defensa perfecto", remata.

Babiloni, antes de jugar la final de Copa.

Babiloni, antes de jugar la final de Copa. / Ahiscas / Mediterráneo

En Madrid y Castalia

Cuando Juan Bautista Planelles se marchó al Real Madrid en edad juvenil, compartió vivienda con el entonces también joven Babiloni. "Lo conocí cuando yo era juvenil y después en el primer equipo. Vivíamos juntos con una familia que nos había adjudicado el Madrid, en un chalet cerca de Chamartín y tuvimos mucha relación porque a menudo volvíamos juntos a Castellón", explica. En el Madrid, Babiloni ganó una Liga y una Copa, y compitió en Copa de Europa con el propio Planelles. "Era un defensa muy contundente. Para ser defensa en aquella época, de ti no se tenía que reír nadie, y de él no se reía nadie. En el Madrid los entrenamientos eran muy duros porque había mucha competencia interna", añade.

En ese contexto, Planelles cuenta con una sonrisa una de las anécdotas que deparó el ímpetu de Babiloni en un entrenamiento: "Miguel Muñoz era el entrenador y tenía un ayudante que llamaban Moleiro y que era un señor mayor. A veces se ponía a jugar en los partidillos y un día Babiloni le hizo una entrada impresionante, que lo levantó al aire y casi lo mata. Aún lo estoy viendo volar al pobre hombre. Hasta Del Bosque me lo recordó hace poco".

Babiloni, en el Madrid.

Babiloni, en el Madrid. / Ahiscas / Mediterráneo

Pese a las labores habituales de los defensas de la época, poco creativas, Planelles indica que "Babiloni sabía jugar". "Tenía buen pase en corto y con la pelota no se ponía nervioso. En el Castellón implantamos otro estilo, con Muller, más de toque y fue la mejor época para él. Estuvo brillante", comenta. ¿Cómo lo recordará Planelles?: "Como un buen tipo, una buena persona. Fútbol aparte, sabía divertirse y disfrutar de la vida".

De Castellón al Vall de Uxó

Juan Carlos Fabregat coincidió con Babiloni tanto en el Castellón como en el Vall de Uxó, donde obtuvo dos ascensos --hasta Segunda B- en los últimos compases de una carrera de leyenda. "Pascual era más valiente que las armas. Venía un tiburón y le daba igual, él metía el pie", dice Fabregat, hijo de Emilio, el presidente en la época dorada del Castellón en los setenta. "Allí en Castalia, en un entrenamiento, estaba yo algo lesionado y Muller me pidió que cogiera el silbato para arbitrar. Duré cinco minutos de árbitro: no sé qué pité que Babiloni casi me pega", rememora. "No perdía ni al parchís, era un ganador nato, y en el campo un portento físico. Iba tan sobrado que a veces parecía que daba ventaja al rival para luego cogerlo", desgrana.

"Era el típico jugador que veías cuando querías llegar al primer equipo y lo admirabas. Y luego cuando lo conoces te das cuenta de que era un ser especial y una persona entrañable. Tenía fama de duro, pero no tenía doblez. Iba de frente y podías confiar en él", asevera Fabregat. "Pascual ha sido uno de los más grandes futbolistas de Castellón", acaba.

En el Vall de Uxó.

En el Vall de Uxó. / Ahiscas / Mediterráneo