La Crónica | El Castellón desperdicia el momento (0-0)

Todos los partidos valen lo mismo, tres puntos, pero hay momentos que pesan más que otros en el ánimo general del campeonato. Son momentos especiales que generan inercias y marcan el devenir de una Liga. Momentos que conviene aprovechar. Y el Castellón, igual que ocurriera la pasada jornada, desperdició este domingo en Castalia un momento de esos al empatar sin goles con el Nàstic de Tarragona. El 0-0 minimiza el castigo al Eldense tras su derrota del sábado, marchita la ilusión y deja a los orelluts a cuatro puntos del líder, a falta de nueve jornadas.

Cuando uno compite, tiende a idealizar a los rivales como idealizaba a los amores improbables en el instituto. Todos parecen con frecuencia insuperables, infalibles e inalcanzables, pero después la realidad es otra. Después ocurre que cada cual carga con lo suyo. Ocurre que tú tienes tus defectos y tus problemas, pero ellos también. Ocurre que ellos no son perfectos y conviven cada noche con desvelos y con temores similares. Ocurre que tú no ganas siempre, pero el Eldense se deja puntos por el camino, y el Amorebieta y los que asoman por detrás lo hacen o lo harán también, más pronto que tarde.

Castelló albergará el Congreso Nacional de Peñas en 2025

Ocurre que el campeonato es una lucha de resistencia y supervivencia y, en eso, al Castellón le sobran precedentes a los que aferrarse y con los que inspirarse. La jornada, con múltiples tropiezos de rivales directos, ofrecía al conjunto de Albert Rudé una oportunidad de las grandes. No será la última, seguramente, pero por ahí se entiende la decepción que empapó Castalia tras el pitido final del árbitro.

Novedad

Y eso que Rudé agitó el partido desde la hoja de alineaciones: Cubillas siempre vuelve. El capitán y ariete regresó a la titularidad con el 9, y haciendo de 9. Con Cubillas se da un fenómeno único en el fútbol mundial: es un veterano, pero cada vez que regresa al once parece que tenga que demostrar que sabe. Y contra el Nàstic hizo lo que sabe: descolgar balones aéreos, asear descargas para sus compañeros y fijar a los centrales.

Uno de los grandes beneficiados de la presencia de Cubillas en ataque fue Raúl Sánchez: dejó la banda para que volara Manu, se acercó a la zona interior y aprovechó el espacio entre pivotes y centrales para girar e iluminar con aperturas a banda los mejores ataques. El Castellón merodeó el 1-0 durante el primer tiempo en varias ocasiones, siempre a raíz de un centro al área y lo que pasara después. A veces fue un remate: como el cabezazo de Raúl que dio en el poste; y casi siempre la segunda jugada, como la media vuelta de Cubillas que se fue alta. La más clara, la del minuto 45, fusionó ambas suertes: de nuevo la madera repelió el remate de Cubillas tras centro de Baas, y Koné empaló alto, con todo a favor, el rechace.

El Nàstic también tuvo las suyas, pero menos y peores. Dificultó la salida del Castellón, cobró faltas laterales y asomó de vez en cuando en ataque. Primero avisó con una volea desviada de Aarón Rey tras un córner, y Guillermo, que había entrado pronto por el lesionado Lupu, careció de colmillo en una transición en el minuto 46, justo antes de la media parte.

Un ejercicio frustrante

La segunda mitad escondía muchas respuestas sobre la verdadera capacidad del Castellón y resultó de lo más frustrante. No se podía decir que estaba jugando mal, pero tampoco exhibía la superioridad suficiente. Se palpaba en el descanso una calma tensa en Castalia. Faltaba el trueno, y el trueno nunca llegó.

En la segunda mitad, ni con los que estaban ni con los que entraron. Rudé dio carrete a Fuentes, primero, y a Pablo y Jeremy después, pero nada. El Castellón atacó por dentro, por fuera, por alto y por bajo, pero fue incapaz de hincar el diente. El partido solo se jugaba en una dirección, pero nadie marcó las diferencias que se suponen. El equipo apretó igual que apretó la grada. Todos sabían que era el momento y aunque quizá asome otro, este ya no vuelve.

Suscríbete para seguir leyendo