CD Castellón | Manu Sánchez, el goleador indetectable

Manu Sánchez, autor del valioso gol del CD Castellón en la victoria en La Rosaleda, vive cerca del centro de entrenamiento de Orpesa. En una de las paredes de su casa, tiene enmarcadas las imágenes de las celebraciones de cada uno de sus goles con la elástica albinegra. Que la pared esté completa y el último de Málaga ya no quepa quiere decir dos cosas: ha marcado muchos goles y no esperaba marcar tantos.

Según sus cuentas, 13 dianas en apenas temporada y media, y según las oficiales, 12. El baile de cifras radica en el partido del año pasado contra el Amorebieta: Manu chutó a puerta y la pelota rebotó, antes de entrar, en Dani Romera. Sea como fuere, Manu Sánchez (Osuna, Sevilla, 1996), lateral derecho, fue el máximo goleador del Castellón en la temporada pasada. Este año lleva cinco, solo por detrás de Medunjanin y De Miguel, los hombres de la punta de ataque.

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El cambio

Cuando el Castellón fichó, en el verano de 2022, a Manu Sánchez, esperaba de todo menos un goleador tan indetectable como sorprendente. Antes de llegar a Castalia, procedente de Unionistas, había marcado tres goles con el Sevilla Atlético y uno con el filial del Cádiz, en Tercera, en toda su carrera. Los datos del pasado contrastan con la intuición que demuestra en el área. En la edad formativa, Manu pasó pronto del mediocentro al extremo y en edad juvenil, en la cantera del Cádiz, se instaló en su única posición durante la última década: lateral derecho.

«Fui perdiendo la magia», bromea. Si fue así, ahora la está recuperando de albinegro, de la mano de los nuevos postulados de Dick Schreuder. ¿Cómo es cambiar tu manera de jugar después de diez años? ¿Cómo es desaprender lo aprendido para reinventarse como carrilero? «Al principio me costó bastante. Puede parecer sencillo, pero cambia mucho. En el plano defensivo capté rápido lo que me pedían, de manera más natural, y en el plano físico el box to box lo llevo dentro, pero en el ofensivo era casi todo nuevo», confiesa Manu Sánchez en conversación con Mediterráneo.

Evolución

Aquí entran en escena los planes específicos que aplica el cuerpo técnico para desarrollar a los futbolistas mediante vídeos y entrenamientos. En el caso de Manu Sánchez, mediante el análisis se detectaron varias vías de progreso. A saber: no centrar desde posiciones retrasadas, no disparar desde fuera del área, no atacar la zona del remate siempre en el segundo palo... Al juego con balón tuvo que añadir nuevos registros, sin él. Movimientos de distracción para generar espacios interiores para sus compañeros. A la vez, desterrar un montón de hábitos que, como lateral clásico, formaban parte de la rutina de su juego.

El factor Schreuder

La diferencia entre un Manu Sánchez y otro se explica también con los matices. Si el año pasado la mayoría de sus goles fueron a pelota parada, en este lo son a juego corrido. El futbolista señala como principal responsable en su progreso al técnico Dick Schreuder. «Lo hablo con amigos y con mi familia. Es un entrenador de categoría superior que está aquí con una misión muy definida: subir al Castellón e instalarlo en el fútbol profesional. Yo nunca tuve un entrenador así. Es muy exigente, pero a la vez te da libertad. Te lleva al límite y te saca de la zona de confort. Enseguida, y sin hablar español, consiguió lo más difícil para cualquier entrenador: que el equipo confiara en él para hacer cosas que no habíamos hecho antes», desgrana.

Por lo demás, si dentro del campo es otro, fuera de él sigue siendo el Manu Sánchez de siempre. El lector compulsivo, el fisioterapeuta y máster en Dirección y Gestión Sanitaria, y el amante de los caballos. «Sigo sin ver fútbol en casa», confiesa, entre risas. A cambio, está abonado al canal de hípica, tiene dos caballos en la cuadra de Alberto García-Briñón en Salamanca y su pareja es amazona de élite. «Tengo un sentido de la responsabilidad y de la profesionalidad muy grande, pero a nivel psicológico el deporte profesional es muy exigente», razona. «Que mi vida no sea solo el fútbol me proporciona el equilibrio que necesito en mi mente». 

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