Los 1.500 millones en inversiones sin ejecutar del Botànic dan margen a Mazón para cuadrar sus presupuestos

El president aprieta a las conselleries para ajustar los gastos ante la previsible caída en los capítulos 6 y 7, donde hay más margen de actuación

El anterior Consell destinó en 2023 casi 1.900 millones a proyectos pero solo ha materializado una cuarta parte, 432 millones

El Ejecutivo aprobará las cuentas el lunes, casi 48 horas antes del límite legal

Ruth Merino y otros consellers, ayer en las Corts en la sesión de control al ejecutivo valenciano.

Ruth Merino y otros consellers, ayer en las Corts en la sesión de control al ejecutivo valenciano. / JOSÉ CUÉLLAR/CORTS

Mateo L. Belarte

El nuevo Consell aprobará sus primeros presupuestos este lunes por la mañana, casi 48 horas antes del fin del plazo legal que vence el martes a medianoche. Tras unas semanas con los dos máximos responsables de su diseño, el president Carlos Mazón y la titular de Hacienda, Ruth Merino, alertando sobre las dificultades de cuadrar las cifras por la herencia recibida del Botànic, pocos dudan a estas alturas de que el montante global de las cuentas será inferior a los más de 28.400 millones que proyectó el Botànic para el actual ejercicio.

Pese a todo, desde la Generalitat rechazan confirmar públicamente si ese importe final será a la baja o al alza y se esfuerzan por desplazar el foco a que los servicios fundamentales (Sanidad, Educación e Igualdad) no sólo no sufrirán recorte alguno sino que serán «reforzados», según dijo el propio jefe del Consell. 

Este compromiso, unido al de eliminar las partidas ficticias que incorporaba la izquierda (1.300 millones) por la infrafinanciación y al descenso de ingresos que comportan las primeras rebajas fiscales del Consell (unos 365 millones), deja un margen de maniobra bastante limitado para Mazón. 

Pero además de los autoimpuestos, hay otros condicionantes externos que sobrevuelan las cuentas autonómicas: no se conocen los ingresos a percibir del sistema de financiación por la interinidad del Gobierno central, vuelven las reglas fiscales que obligan a un déficit máximo del 0,1 % (era del 0,3 % este año) y la escalada de los tipos de interés empina el calendario de pagos de los intereses de la deuda. Según fuentes del Consell, el año próximo esta partida se incrementará en 600 millones de euros.

Capítulos intocables

En las cuentas actuales se han destinado más de 6.200 millones de euros al servicio del pasivo, por lo que la partida podría rozar los 7.000 millones en los presupuestos 2024. El otro capítulo que más recursos se come es el de personal, al que se destinan más de 8.100 millones de euros y que también crecerá el próximo año por la subida salarial a funcionarios pactada a nivel estatal. En ninguna de estas dos áreas hay margen para maniobrar al estar ya comprometidas.

Ante este escenario, el recoveco que ha encontrado Mazón para poder cuadrar el círculo presupuestario son los capítulos 6 y 7, los que incorporan las inversiones de la Generalitat previstas para el año próximo y donde suele concentrarse la baja ejecución. En las reuniones negociadoras, el jefe del Consell ha pedido a sus consellers que afinen mucho en sus peticiones y cumplan al máximo dadas las mencionadas estrecheces financieras. Es la consigna más clara que se ha transmitido desde Presidencia. 

El objetivo es que aunque se pueda presupuestar menos de lo que proyectaba el Botànic, se convierta más. En los actuales presupuestos, la izquierda incorporó inversiones por valor de 1.492 millones y durante el año se ha ampliado el crédito hasta llegar a los 1.891 millones. Sin embargo, según datos oficiales del portal de transparencia de la Generalitat, la ejecución al cierre de septiembre no llegaba ni a una cuarta parte, 432 millones (22,8 %). 

En ese diferencial de cerca de 1.500 es donde Mazón quiere meter la tijera, que recortaría al aire ya que es dinero que aunque se presupuestaba, finalmente no se materializaba. Es una práctica que desde el entorno del president atribuyen a los roces internos del anterior Consell, donde según explican Hacienda terminaba por conceder inversiones que exigía Compromís y que a la postre no cristalizaban.

El diputado autonómico y secretario general del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca, dio ayer otra pista al destacar el «realismo» de las cuentas que ya se ultiman y criticar la baja ejecución del Botànic. Según afeó, «casi nunca llegaban al 50 %», por lo que se preguntó si eso «es un recorte». 

El sector público se salva por ahora

No habrá recortes, al menos de momento, en el sector instrumental. Tras reducir el segundo escalón de la Generalitat y los asesores, esos entes públicos fueron señalados por el propio Consell como los siguientes en pasar por el filtro. Sin embargo, fuentes de Presidencia confirman que no se eliminará ninguna de estas empresas en la ley de presupuestos. Eso sí, dejan la puerta abierta a hacerlo en el futuro.e que traslada Mazón de que esta infraestructura es un proyecto «de país».

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