Control policial frente al virus en Castellón

El mensaje lanzado por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, el pasado jueves fue claro. Hay que acabar con los botellones y fiestas ilegales, ya que son foco de contagio entre los más jóvenes, colectivo en el que ahora se concentra el grueso de positivos al no estar vacunados. Por tanto, además de endurecer la normativa contra el botellón con multas de hasta 30.000 euros, el Consell abogó por incrementar el control policial a modo disuasorio, pero también para sancionar con mano dura. 

De este modo, la imagen de policías locales patrullando este fin de semana en aquellas zonas proclives a la reunión de jóvenes está siendo predominante y es que urge evitar por todos los medios aglomeraciones de chavales bebiendo en la vía pública o improvisando fiestas sin ningún tipo de medida de control frente al coronavirus.

La ardua batalla contra esta práctica ilegal hay que intentar ganarla, especialmente, teniendo en cuenta el cierre decretado para el ocio nocturno, que solo puede abrir siguiendo las directrices para la hostelería hasta las 00.30 horas. Esto supone hora y media antes que los fines de semana pasados, por lo que hay un gran temor de que la celebración durante la madrugada pueda trasladarse a parques, jardines o paseos.

Evitar esto es fundamental para hacer valer la dura medida decretada a un sector tan golpeado por las restricciones, que esperaba este mes de julio ampliar su horario. Una circunstancia que se ha visto truncada por el repunte descontrolado de casos entre la población más joven.

Hostelería

Además del cierre de bares y discotecas, este fin de semana ha entrado en vigor la limitación de comensales en las mesas de bares y restaurantes, 10 personas si se está en exterior y seis si es interior. Aunque la hostelería solo sufre el recorte de media hora en su horario de apertura, el hecho de que, a partir de las 00.30 horas, esté todo cerrado también les puede afectar de manera indirecta dado que habrá personas que al no poder alargar la velada puede optar por quedarse en casa y no salir.

Sin duda, se trata de un mes de julio atípico en el que los chiringuitos y discotecas veraniegas han sufrido un duro varapalo porque la pandemia sigue aquí.