El poema sinfónico Fadrell es brisa mediteránea. Notas de colores que describen el cielo turquesa y los verdes naranjales de Castellón. La marcha procesional Cristo de las Penas, escogida al azar entre las muchas compuestas, es fervor y devoción al ritmo del cadencioso paso de costaleros estilo Levante de la Málaga de alcazaba. Y, las dos piezas, diferentes y singulares son de un mismo autor, Perfecto Artola Prats (Benassal, 30 de diciembre de 1904), un prodigio de la música, un virtuoso del pentagrama, un clarividente de la batuta, cuyo recuerdo permanece en la memoria colectiva de la Málaga musical y del Castellón eterno. Más aún, cuando se cumple el 25º aniversario de su fallecimiento, un 23 de octubre de 1992.

Un prolífico compositor que durante 34 años dirigió la Banda Municipal de la capital malacitana (1945-1979), y que sin perder sus referencias del Maestrazgo castellonense se vinculó vitalmente en la capital de la Costa del Sol en tiempos de floreciente pasión y bullicio de la primavera malagueño.

Y, en la hora del recuerdo, el testimonio de su nieta, Paloma Artola, quien con un deje del sur andaluz evoca como era su abuelo «una persona muy entrañable, tremendamente cariñoso y con el sentido de querer hacer bien las cosas siempre».

Excepcional clarinetista, pedagogo e impulsor de las bandas de música en Andalucía ( introdujo también el jazz en esta comunidad autónoma en la primera mitad del siglo XX), su legado ya no son solo las más de 500 composiciones musicales (41 de ellas ex profeso para la majestuosa Semana Santa de Málaga), sino las generaciones enteras de músicos que gozaron de su magisterio y de esa constante ilusión por crear ese lenguaje universal de la música. A caballo entre dos tierras, la malagueña con aires de verdiales y de la Virgen de la Victoria, y la castellonense de paisaje interior y de secano, de tombet de bou y agua milagrosa de la Font d’En Segures.

Evocaciones

Paloma incide en ese corazón dividido. «Siempre que podía se escapaba a Benassal, visitaba a la familia y nos traía agua y pastissets». «Todas sus obras están llenas de matices y evocaciones de Castellón, con la impronta de Málaga y basándose en temas populares», describe la nieta de Artola la personalidad poliédrica, completa y visceral de su abuelo.

Sencillo, pero sublime. Vehemente, pero perfeccionista. Amante de las tradiciones, abierto a las vanguardias. Ilusionador e ilusiónante. en Benassal, y por extensión en la provincia de Castellón entera, se le recuerda constantemente y su poema sinfónico Fadrell es de obligado cumplimiento para muchas de las bandas en sus audiciones. Como la banda Font d’Ensegures, de la misma Benassal que ayer protagonizó en el Conservatorio de Málaga un homenaje a Artola.