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ENTREVISTA

José Antonio Portillo: «Hay que mostrar a la población que la cultura ayuda a vivir, como se hizo durante la pandemia»

El artista, y también gestor cultural, presenta tres de sus instalaciones en el Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC) hasta el 7 de noviembre

José Antonio Portillo siempre ha querido diferenciar su labor artística de la gestión cultural.

El EACC ha inaugurado la temporada expositiva con las propuestas del artista Juan Antonio Portillo, A pie, Archivo de gestos emocionales y Biblioteca de cuerdas y nudos. Gestor cultural, maestro, artista... Es, por derecho propio, una figura clave dentro del ámbito cultural de la provincia de Castelló. Con él hablamos sobre las piezas que presenta en la sala expositiva hasta el 7 de noviembre.

Presentas en el EACC tres piezas o instalaciones muy personales. La primera pregunta es obligada: ¿Qué supone para ti exhibir tu trabajo en un centro como el EACC?

Es una parada más de una larga trayectoria que me ha llevado por CCB Lisboa , Southbank - Royal Festival Hall, Londres, Het Paleis de Anvers, CCB Cuatrienal de Arquitectura y Escenografía Teatral. Praga, Festival Zona Franca. Teatro delle Briciole. Parma, Teatre Lliure Barcelona, Azkuna Zentroa Bilbao...

Pero, eso sí, es una parada final muy satisfactoria.

No es un mal periplo.

Primero trabajas fuera, sin empatías, sin conocidos que alimenten el clientelismo, donde tu obra se valore por sí misma, y luego, finalmente, regresas a casa, con la satisfacción de mostrar a los más cercanos tu trabajo.

Supone, además, haber trabajado con un equipo compuesto íntegramente por profesionales de la provincia de Castellón, poniendo el énfasis en la existencia de empresas tecnológicas y teatrales, artistas plásticos, músicos, diseñadores de primer nivel pero que no son conocidos en nuestro entorno a pesar de su vinculación con Castellón. En este apartado, la Diputación apostó de una manera clara por este discurso.

¿Has contado con el apoyo de diversas instituciones, no?

Estoy muy agradecido a determinadas instituciones, sí, y, sobre todo, a personas con nombres y apellidos que han apostado por estos trabajos míos, en concreto por este nuevo proyecto A pie, que instituciones como el EACC, la Diputación de Castellón y el prestigioso festival Temporada Alta han producido. Y no me puedo olvidar de los colaboradores, cuya aportación ha servido para enriquecer el proyecto, ni de las la residencias artísticas realizadas en Mucbe de Benicarló y el convento de San Francisco de Paula en Viver, así como de la Concejalía de Cultura de Castellón, que apoyó el proyecto de Mediación Intercultural.

En la sala expositiva del EACC se pueden ver piezas audiovisuales y sonoras. david garcía

¿Podrías explicarnos grosso modo cada una de las piezas que se pueden ver y sentir en el EACC? ¿Qué aspectos destacarías de cada una de ellas, qué las motiva?.

No puedo evitar repetir una pequeña parte de lo que aparece en los diferentes documentos editados para la exposición.

Para poder explicar las piezas de esta exposición, el público debe conocer y sentir su procedencia. Todas se han nutrido de mi labor como maestro de escuela, todas han tenido la suerte de saltar el muro de la escuela y poder ser exhibidas en otros espacios: teatro, sala de exposiciones, etc.

«Esta propuesta supone haber trabajado con un equipo compuesto íntegramente por profesionales de la provincia de Castellón»

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El punto de partida de la Biblioteca de cuerdas y nudos, que suele coincidir con el elemento que motivó su creación, fue la necesidad de narrar el conocimiento y crear el silencio en la escuela y en la vida; en el caso del Archivo de gestos emocionales fue la lectura de un pequeño libro que tiene el poder de generar diferentes emociones en los cuatro minutos que dura su lectura; por último, en el nuevo proyecto A pie se sumó mi condición de padre a la actividad tutorial como maestro, donde sientes la enorme dificultad que comporta la maternidad y la paternidad, con sus angustias, miedos, dudas y por qué no, risas y alegrías.

Todas tienen, por tanto, un denominador común: son espacios narrativos para una propuesta escénica posterior.

Hay colaboraciones importantes, como las de Enric Monfort, Carmen Puchol, Xavi García, Manuel Casañ, Raul Riebenbauer, Juanma Tuixans... ¿Cómo ha sido compartir tu visión para alcanzar el objetivo deseado? ¿Cómo trabaja José Antonio Portillo en este sentido?

Cuando quieres desarrollar un proyecto de esta envergadura, necesitas un equipo capaz de plasmar tu idea. Esa idea parte, muchas veces, de un pequeño corazón envuelto en muchos latidos que te acompañarán en el proceso creativo. En ese sentido debo confesar que aborrezco tener que presentar y justificar un proyecto con textos llenos de palabras y dibujos, cuando todos sabemos que durante el acto creador es más importante lo que desechas que el punto de partida. Los tres productores del proyecto me lo pusieron fácil, otros no.

Pero volvamos a la pregunta sobre el equipo. Deben ser personas que puedan entender y dar lo mejor de sí mismos para plasmar esta idea. Estas ideas se han de transmitir durante el proceso creativo de una manera clara, sin menospreciar tus dudas y al mismo tiempo sin dejar de darles herramientas para construir desde su propio lenguaje.

Como dije anteriormente, uno de los ejes de este proyecto es trabajar con creadores y empresas de la provincia de Castellón con el ánimo de visualizar su potencial:

Enric Monfort, músico con una dilatada y rica trayectoria que merece más atención en Castellón; Carmen Puchol, artista de raza poco conocida en Castellón y que , a fecha de hoy, me llama la atención que no tenga obra en los fondos de Diputación y Ayuntamiento de Castellón; Xavi García , un empresario joven que ha sido capaz de unir dos «cerebros» muy diferentes: la mecatrónica y las artes; Juanma Tuixans , empresa muy dinámica y puntera a la hora de avanzar en el terreno del sonido; Manuel Casañ, soluciones precisas en el campo de los audiovisuales. Y así, hasta las 21 personas que forman este equipo.

Finalmente, como no, todas esas personas anónimas que se han implicado en este proyecto aportando palabras y frases que componen la dramaturgia de A pie.

La mayoría de personas interesadas en el ámbito de la cultura conocen tu labor como programador y gestor cultural, no así (o no tanto) esa faceta artística que nunca has dejado de lado, que sigue ahí, evolucionando a través de un lenguaje determinado. ¿Qué buscas a través del arte, de esas propuestas y trabajos?

Más que buscar, diría que es una forma de vivir y una prolongación de la vida plasmada en proyectos, objetos o instalaciones. Me he refugiado en la gestión cultural por cobardía. No quiero poner en riesgo a mi familia por querer ser artista. Me agota pensar que debo llamar a muchas puertas para comunicar que tengo un proyecto entre manos. Por contra, esta decisión me permite trabajar a mi ritmo, hacer lo que quiero y solo cuando tenga algo que decir. No quiero convertirme en un «funcionario del arte», que se ve obligado a hacer producciones todos los años para poder acceder a subvenciones. Esto es una opinión muy personal que también tiene sus peajes. Y por suerte hay otras personas que decidieron dedicarse al arte como forma de vida, de cuyos trabajos disfruto mucho.

¿De ahí esa «doble vida»?

Siempre he querido diferenciar al máximo mi labor como gestor cultural y mi faceta artística. A veces he puesto tanta distancia entre ambas profesiones que muchas personas no me reconocen como creador ni otras personas como gestor. Siempre ha sido difícil para mí mostrar mi trabajo en Castellón hasta que apareció la UJI. Eran épocas oscuras, de censura artística para algunos compañeros creadores. Ya sé que suena sensacionalista, pero así fue. Era una censura basada en una mirada artística raquítica de los responsables de esa época y su utilización partidista de la Cultura (con C mayúscula). Ante esta forma tóxica de la Cultura ningún partido político está libre. Una prueba de que hubo esa censura es la huella que ha dejado en el tejido artístico (artistas, prensa, gestores culturales…) donde todavía hay miedo a expresar un pensamiento, una opinión respetuosa porque se teme que exista un coste. No dejamos de calcular el riesgo que supone una expresión libre y fundamentada. Claro, una cultura basada en el miedo pierde toda su fuerza y su razón de ser.

«Diría que el arte es una forma de vivir y una prolongación de la vida plasmada en proyectos, objetos o instalaciones»

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Desde tu experiencia y tus inquietudes, me siento impelido a preguntarte sobre el actual panorama cultural de la provincia. ¿Qué papel juega la cultura en la sociedad castellonense actual?

Si te contestara a la pregunta sobre el actual panorama de la provincia, dejaría de tener credibilidad. Sería un titular que a los gestores y ciudadanos no nos aporta nada y que, más bien, es patrimonio de una determinada clase política que contesta a temas con ligereza. Contestar con rigor a esa pregunta supondría hacer un estudio previo exhaustivo de las diferentes realidades culturales de la provincia, ver qué programas son coherentes y de calidad, cuáles de esos programas se han diseñado con una visión a largo plazo, si esos programas culturales se han diseñado desde la ocurrencia y la improvisación. En definitiva, para conocer el actual panorama cultural de la provincia habría que preguntar a quienes conocen la materia y a personas independientes con criterio y con experiencia en la gestión cultural.

En 'A pie', Portillo ha contado con la colaboración de artistas como Carmen Puchol. david garcía

Algo habrá que puedas decirnos.

Decía antes que no conozco todas las realidades, pero afortunadamente hay señales que indican que muchas administraciones (IVC y su programación en Castellón, Paranimf de la UJI, Diputación de Castellón) han optado por alejarse del periodo de oscurantismo y clientelismo. Pero aún queda camino, Todavía hay mucho que corregir. Volver a cometer los mismos errores pero con diferente signo político es una posibilidad que nunca debemos olvidar. Hay mucho que trabajar y gestionar con criterios de calidad. No hemos heredado una plantilla de técnicos de cultura, ni programas dirigidos por profesionales seleccionados y ajenos a la cercanía política, que puedan enriquecer el panorama cultural. No hay criterios ni proyectos enriquecedores y ajustados a la realidad diferenciada y cambiante de la sociedad. Pero repito, hay señales optimistas. La programación del Teatre Principal y del Auditori es hoy en día una referente nacional. Esto, pese a quien le pese, es una realidad objetiva y tiene nombre y apellido: Alfonso Ribes. Otro ejemplo sería el Circuit Cultural Provincial, que la Diputación de Castellón inició este 2021. Este proyecto, aún joven, señala un camino donde la selección de proyectos culturales con criterios de calidad aportados por un Comité de expertos es el objetivo. Pues aún, a mi modo de entender, debe corregir los contenidos. Debe apuntar a proyectos comunitarios con mucho rigor, enraizados en el medio rural, y alejarse del «todo vale», de aquellos proyectos culturales que aterrizan por un día y después queda el vacío; en definitiva, huir de los proyectos que no crean eco. Ahí estaremos para trabajar con los compañeros de la Xarxa d’arts Escèniques de Castelló.

Aunque ya sé que es casi una utopía, ¿se puede trabajar libremente, ajeno a los designios de las fuerzas políticas que rigen las administraciones?

Es posible que me hagas esta pregunta con una intencionalidad, para que hable de mi caso personal. No lo voy a hacer. Pero sí quiero decirte que la figura de gestor cultural está muy poco protegida en el desarrollo de su labor. Está expuesto constantemente, si quiere desarrollar su labor de una manera independiente y rigurosa, a la injerencia. La injerencia es un virus que le acecha permanentemente. Permite a muchos políticos, no todos, usar la cultura en beneficio propio y caer en el clientelismo. Esta palabra me persigue, aparece muchas veces en esta entrevista. Enfrentarse a este virus puede suponer el ostracismo y vaciar de contenido tu trabajo. Por simplificar ¿es tan difícil respetar el trabajo del técnico/a de cultura, que tiene la necesaria preparación? ¿dejar que haga su labor? Obviamente, la primera pregunta que hace un técnico de cultura a un Concejal de Cultura es: ¿Qué programas culturales de los existentes quieres seguir apoyando y qué proyectos nuevos quieres poner en marcha? A partir de ahí, la labor del político es dejar trabajar al técnico, dotar de presupuesto y luchar por aquellas carencias de su departamento, lógicamente, con la evaluación del trabajo del técnico y de la programación basada en una revisión argumentada.

«No dejamos de calcular el riesgo que supone una expresión libre y fundamentada. Claro, una cultura basada en el miedo pierde toda su fuerza y su razón de ser»

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Para finalizar. ¿Qué dirías que le falta a la provincia para gozar de un verdadero bienestar cultural?

Explicado de una manera un poco ligera, diría que no debemos dejar de luchar y trabajar para que cada persona encuentre su hueco en el consumo cultural. Que no dejemos de luchar cuando se detecte que la población consume «hamburguesas culturales», aún sabiendo que hay otras dietas culturales que pueden ayudarle a mantener una vida más sana. Eso crearía un mayor bienestar.

Otra carencia es crear con equipos bien formados los programas culturales. La ausencia, como te decía antes, de departamentos de cultura integrados por personal cualificado (no por personal de confianza, como se hace en algunas entidades) y la ausencia de proyectos sólidos y duraderos sustentados en criterios revisables, hacen que el usuario caiga en el desconcierto y desconfianza.

Finalmente, mostrar a la población que la cultura ayuda a vivir, como se ha demostrado durante la pandemia.

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