No solemos reconocer cuán frágil es el ser humano. Si lo hiciéramos, nosotros mismos nos pondríamos en una desventaja considerable con respecto al resto de especies que habitan el planeta. De ahí que hayamos logrado articular una serie de mecanismos de defensa tales como la mentira y el engaño. Servirnos de esas triquiñuelas nos permite afrontar ciertas situaciones que consideramos de riesgo para nuestro bienestar emocional y físico. A veces no son más que pequeños enredos, que se llevan a cabo sin malicia alguna. Otras, por el contrario, son acciones deliberadas que buscan únicamente hacer daño. Todo ello responde, en realidad, a una única emoción: el miedo. Miedo a sentirnos solos, miedo al fracaso y la decepción, miedo a hacer el ridículo, miedo a mostrarnos tal y como somos en realidad, miedo a la muerte, miedo a lo desconocido...

Peter Cameron es un autor que sabe plasmar sobre el papel toda esa complejidad emocional. En sus novelas siempre sobrevuela una atmósfera enrarecida provocada por una notable tensión entre sus protagonistas. El que esto sea así es fruto de lo que callan, de lo que no se atreven a compartir o pronunciar por temor a quebrantar ese espacio teórico de común entendimiento y armonía. Son personajes que sufren (como todos sufrimos), que pierden los estribos de vez en cuando, que terminan recriminándose cualquier decisión tomada en el pasado, cualquier gesto. Son seres humanos, frágiles, miedosos.

El matrimonio de Lo que pasa de noche (Libros del Asteroide) es un ejemplo claro de personajes que llegan al límite de sus posibilidades. Un hombre y una mujer, cuyos nombres nunca nos son revelados –tampoco importan para el desarrollo de la historia–, viajan desde Estados Unidos a un país europeo –tampoco sabemos identificar cuál– para adoptar a un niño, un hijo como la solución a todos sus problemas de pareja y, por qué no decirlo, también existenciales, aquello que, de algún modo, dará sentido a sus propias vidas. No obstante, esa esperanza se desvanece poco a poco desde el primer momento e incrementa un distanciamiento entre ambos que va más allá de lo meramente personal, traspasando incluso la barrera de lo sobrenatural.

Su llegada a un hotel que se vuelve cada vez más y más extraño, plagado de personajes variopintos que no sabemos si son lo que realmente dicen ser, es el detonante para que los dos protagonistas comiencen a resquebrajarse hasta tal punto que una posible reconciliación parece inalcanzable. El niño, que iba a ser el bálsamo para su relación y el motivo de este fatídico –para ambos– viaje a ninguna parte, deja de ser la prioridad de ella, una mujer enferma de cáncer que ve acercarse el final de su camino. Su reemplazo será una especie de curandero que para él no es más que un charlatán. Así, lo que en un principio iba a salvar su matrimonio, y a sí mismos, desaparece, provocando una confusión extrema, una profunda crisis de identidad que no serán capaces de afrontar. Cameron habla del amor y el desamor, pero, y sobre todo, de la fragilidad del ser, y te atrapa.  

'Lo que pasa de noche' (Libros del Asteoride), de Peter Cameron.