LITERATURA

Pepelu Fernández: fantasía épica 'made in' Castellón

El escritor castellonense lanza en Verkami una campaña para sacar a la luz su novela 'Soñaré tu cielo de carbón'

El escritor castellonense Pepelu Fernández.

El escritor castellonense Pepelu Fernández. / tamara de frutos

Eric Gras

Eric Gras

Son muchos los escritores anónimos que esperan su oportunidad para compartir ese universo creado en sus mentes. Podría decirse que Pepelu Fernández es uno de ellos, aunque, en realidad, ya no lo es. Su nombre ha sido revelado, pronunciado, escrito sobre la portada de la que es su primera gran empresa literaria: Soñaré tu cielo de carbón.

El castellonense afronta un reto vertiginoso y revelador al mismo tiempo: saberse a través de la mirada de los otros, de los lectores. Y lo hace a través del primer volumen de lo que él mismo define como una bilogía de fantasía épica que poco a poco se va materializando, corporeizándose en una edición que podría considerarse titánica por sus casi mil páginas escritas y por las ilustraciones de Tamara de Frutos que les acompañan.

Antes de ahondar, de desvelar parte del misterio de esta obra, una curiosidad ha de aclararse. ¿Cuál es la relación de Pepelu Fernández con los libros, con la literatura? Ante esa pregunta, responde: «Vertebran mi vida. Jamás he sufrido una espera teniendo una novela en la mochila». Él, que se considera «más lector que escritor» y «más lector que cualquier otra cosa posible», cree que «el libro es un artefacto atemporal y mágico». Razón no le falta porque, como bien nos asegura: «Puedo viajar a la antigua Roma, ver morir una estrella, sufrir un turbulento divorcio, sobrevivir a un campo de concentración, ser un perro en las calles de Barcelona…». 

El botín que ofrece Pepelu Fernández si se participa en la campaña de Verkami.

El botín que ofrece Pepelu Fernández si se participa en la campaña de Verkami. / MEDITERRÁNEO

Un viaje es, precisamente, lo que propone el autor con este libro protagonizado por Trass, una joven que escucha relatar a su abuelo cómo se acabó el mundo, cómo se rompió la luna permitiendo que los demonios camparan a sus anchas y cómo la noche comenzó a devorarlo todo. ¿Ya les atrae?

El arte de crear

El género fantástico puede permitirse muchas licencias aunque, en realidad, toda obra es una fantasía en sí misma, una invención, incluso las «realistas» o «costumbristas». De ahí que le preguntemos a Pepelu, ¿qué hay en la literatura fantástica que le haya hecho mella? A lo que responde: «Toda obra es una mentira pactada con su interlocutor. El arte de mentir, de forma más o menos hermosa, es el arte de crear. En la literatura fantástica tienes que tomarte muy en serio ese pacto. No puedes explicar las cosas con un concepto sacado de la manga». Y añade: «La fantasía necesita que el lector crea en ella, la verosimilitud es el mayor de los pilares, lo cual complica y alarga los manuscritos»

Él, que confiesa que en esta novela «también hay mucho del niño que dibujaba dragones en su habitación», nos cuenta que escribe «para escapar de mí y encontrarme en el resto. También lanzo preguntas, y tal vez consiga que alguien se entretenga, piense, aprenda… Incluso puedo pecar de necio y pensar que también hay algo de didáctica emocional. La sensibilidad se contagia y las historias son grandes motores de empatía. Puedes vivir una injusticia desde la piel de la víctima, y quizá, eso evita que te parezcas a su verdugo». 

Para hacer realidad Soñaré tu cielo de carbón, Fernández decidió crear una campaña en Verkami porque, asegura, «una novela de casi mil páginas, con todo el imaginario, ilustraciones, mapas... requiere una edición costosa. No podíamos arriesgarnos a lanzar algo así sin saber cuánta gente está ahí detrás». Y continúa explicándonos que, «por suerte, en menos de cuarenta horas, alcanzamos el cincuenta por ciento del objetivo», y remarca que, para él, «el micromecenazgo valida y a la vez promociona la novela» porque «la promoción artística en el siglo XXI da miedo, es volátil y líquida, no puedes coger ninguna fórmula con las manos sin que se escurra entre los dedos». Aquí hay un debate, pero eso lo dejamos mejor para otro día.

Ilustraciones

En el párrafo anterior, Pepelu Fernández habla en plural porque, además de su escritura, están las imágenes creadas por Tamara de Frutos. A ella le pidió que creara «pequeñas puertas a este mundo, pero sin detallar el rostro de los protagonistas para evitar influir en la imaginación del lector».

Tamara de Frutos durante el proceso de creación de las ilustraciones de la novela.

Tamara de Frutos durante el proceso de creación de las ilustraciones de la novela. / MEDITERRÁNEO

Así, Tamara «se centró en la ambientación, en el periplo de los personajes y en las emociones que rezuman las escenas». Y, «tras un duro descarte, apareció una selección preciosa», especifica, para luego destacar que «lo bueno de darle holgura a una artista para que sienta e interprete el texto es que su arte se mezcla con la historia, creando detalles de la nada que le sientan de maravilla». «Me siento privilegiado de poder contar con su sensibilidad», admite sin reservas.

Proceso de escritura

¿Cómo trabaja Pepelu Fernández para abordar un proyecto como este? «Es un poco complejo, pero intentaré sintetizarlo», comenta. «Primero nace la combustión de una idea; algo te duele y lo apuntas en la libreta. Suele estar relacionado con una injusticia social, duelo personal, pérdida... También, en el aspecto positivo, apunto lo que me hace feliz: esa tarde contemplando patos, esa cerveza en el parque de adolescente, todo suma», prosigue. ¿Y luego? «Luego está el terreno de la imaginación, la pregunta de ¿y si...? Ahí aparece la fantasía, las gárgolas de la tripa, las noches pintando en el cielo los cometas que pasan o los dragones que no existen. La edad, la vida y las lecturas barajan todo ese material. También está la voluntad, claro, eso es lo más importante. Sacar horas de tu tiempo libre, sacrificar otras inquietudes, perderte momentos de la vida para vivir otros con personas que solo existen en tu cabeza…». En resumidas cuentas: «Una infusión, música clásica en 8 bits, un trabajo que no queme la creatividad y disfrutar de la imaginación es un poco la receta».