El Real Madrid, candidato a recuperar el trono perdido en Europa, obtuvo el triunfo de la lógica ante el equipo más modesto de esta Liga de Campeones, el Bate Borisov, con poco fútbol y largos minutos de bostezos en una afición que le exige más.

Los blancos iniciaron el camino a su ansiada décima Copa de Europa a ritmo de crucero. No le hizo falta exigirse más ante un rival endeble, tan valiente como suicida en su planteamiento, pese a no contar con sus dos principales bazas ofensivas, los sancionados Blizniuk y Rodionov.

La competición más prestigiosa del Viejo Continente alzó el telón en un Bernabéu preparado para disfrutar. No obstante, se respira en el inicio de temporada un ambiente extraño en el coliseo blanco. Un público de por si frío, acostumbrado al caviar, que después de la marcha de Robinho y con la única llegada de Van der Vaart, está a la expectativa.

Se hablaba en el Madrid de la imposibilidad de relajarse en un partido de la máxima. Solo plantearlo ya condujo a ello. El inicio arrollador fue apagándose para mostrar carencias y defectos.

El tempranero gol de Sergio Ramos (min. 10) llevó a pensar en la goleada. La diferencia entre uno y otro es abismal, pero los locales solo perforaron la portería bielorrusa en una oportunidad más, ya en la segunda parte.

La nota negativa corrió a cargo de Gago, lesionado en el bíceps femoral del muslo izquierdo.