Cuando, en los primeros minutos, el Castellón encajó un gol, empezamos a pensar si sería capaz de remontar y sumar tres puntos. Pronto se vio que sí y, en poco minutos, se puso con 3-1. Luego, la superioridad numérica fue haciendo posible un claro triunfo, que pudo ser mayor, ya que el rival no se cerró e, incluso, quiso irse arriba y no aplicó tácticas habituales de pérdida de tiempo, protestas, dureza... Un mérito.

Bien por los chavales, con un Mareñá espléndido. Esperemos que poco a poco la gente vuelva a Castalia -me alegró ver una pequeña cola en taquilla antes del inicio--, que las empresas inviertan en publicidad y que la directiva ponga orden en un club que, como decía el presidente David Cruz, cada vez que levanta un papel, es para una sorpresa desagradable. Están dispuestos a llegar al final y descubrir chorizos y choricillos. H