Fue el 5 de mayo de este año. Los aficionados del Villarreal presenciaron la última victoria de los amarillos en La Cerámica en un partido tan especial como siempre lo es un derbi ante el Valencia. Un gol de Mario Gaspar en la recta final desató la locura en la grada. Dos semanas más tarde el Villarreal, todavía sin sospecharlo, empezaría a encadenar una de las peores rachas como local en su historia entre la élite del fútbol español. Aquel 2-2 ante el Real Madrid --entonces con cierto regusto de victoria-- cerró la pasada edición de la Liga en La Cerámica. Desde entonces, otros cinco partidos oficiales se han sumado en Vila-real sin que los de Javier Calleja hayan podido sumar de tres en tres: los cuatro de la presente Liga --derrotas ante la Real, Girona y Valladolid y empate ante el Valencia-- y el primer partido de la liguilla de la Europa League --2-2 contra el Rangers--.

La Cerámica, más que en un aliado, se ha transformado en una especie de infierno para el Villarreal de Calleja, incapaz de dar una alegría su afición desde aquel gol de Mario ante el Valencia, hasta el punto de que los amarillos se encuentran ya a un solo encuentro de igualar la peor racha de partidos sin ganar en casa en la etapa del club en Primera División. El récord lo marcan los siete encuentros seguidos en el entonces Madrigal que el Submarino de Benito Floro enlazó desde junio a octubre del 2003, seis de Liga, ante Athletic, Betis --la única derrota--, Real Madrid, Celta, Zaragoza y Sevilla, y uno de UEFA frente al Trabzonspor.

PITOS EN EL ESTADIO / Después del 0-1 de ayer ante el Valladolid que empaña las buenas sensaciones de hace tan solo cinco días en San Mamés, el actual Villarreal ya ha encadenado seis choques sin el sabor del triunfo en el feudo amarillo, igualando el segundo peor récord del equipo, el marcado por el entonces debutante en Primera ante Espanyol, Oviedo, Mallorca, Deportivo, Barça y Betis y que desencadenó la destitución de José Antonio Irulegui al frente del Submarino --la racha se rompió en el primer partido de Paquito, un 3-0 contra el Racing--. A pesar de que el Villarreal creó ocasiones más que suficientes en la tarde de ayer para cerrar de una vez por todas la herida como local, esta sigue abierta. Además, los primeros pitos de la temporada que hicieron acto de aparición en la grada agravan un poco más, si cabe, la situación. La afición grogueta empieza a perder la paciencia que pide el entrenador del Villarreal, convencido de que el mal fario en La Cerámica no puede durar mucho

El Villarreal tendrá ahora dos encuentros en el hábitat en el que mejor se maneja en este arranque de la temporada, lejos de La Cerámica, para intentar olvidar el último traspié ante sus seguidores y coger moral antes de afrontar el siguiente duelo en Vila-real. El Atlético, el 20 de octubre, no se presenta como el mejor rival posible para romper la negativa dinámica, pero...

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RAÜL

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