42 kilómetros y dos «sí, quiero»

Completar un maratón es como cumplir un sueño. Da igual que sea la primera que la décima vez. Todos son especiales por uno u otro motivo y provocan distintas emociones, tanto en el que cruza la línea de meta tras completar los 42 kilómetros como en el que está al otro lado del arco de llegada esperando. Las celebraciones tras cubrir el recorrido se convierten en momentos de lo más emotivos y ayer hubo más de uno que puso la piel de gallina al personal.

Besos al cielo, lágrimas de felicidad, parejas que cruzaban la meta cogidas de la mano, corredores mostrando las banderas de sus países o señalando los escudos de sus equipos de fútbol de la camiseta que portaban, signos de victoria, abrazos al público, besos al aire... Todo homenaje escondía un significado y un mensaje, y muchos llegaron hasta las estrellas que acompañaron a muchos corredores durante los 42 kilómetros del recorrido de la prueba.

Pero, sin lugar a dudas, las dos peticiones de mano que hubo al cruzar la línea de meta fueron dos de las celebraciones que más aplausos se llevaron en la matinal de ayer. Dos de los participantes (Cristian Fons y Eduardo Richart) cruzaron la meta, en la que les esperaban sus parejas y, nada más parar, buscaron en los bolsillos de sus camisetas un anillo. Hubo quien se arrodilló y pidió matrimonio delante de todos los espectadores. El otro, algo más discreto, aprovechó la felicitación de su novia (con pancarta de incluida) para hacer entrega de otro anillo de compromiso. El amor también llegó al Marató BP.

El lado más solidario

Muestras de cariño al margen, también hubo festejos con carácter solidario. Como el de Carlos Siscar, quien compite por el Reto Esperança 506 para recaudar fondos para una asociación contra el cáncer; o el de otro corredor, Juan Manuel Fábrega, que lució la camiseta de Creixem Vinaròscon motivo del proyecto Doce maratones, doce meses, con el que promueve y difunde la labor de la asociación, a la vez que recaudar fondos para las terapias de rehabilitación para niños y niñas con diversidad funcional.

Cualquier motivo era bueno para celebrarlo por todo lo alto porque no todo el mundo puede decir y presumir de que ha completado un maratón.