Si una virtud tiene este Villarreal es su gran pegada con hombres como Gerard o Alcácer. Si en algo ha destacado este equipo es en su sobriedad defensiva con la muralla Pau-Albiol. En Mendizorroza suspendió en la definición pero más grave fueron sus dudas en defensa, donde las ausencias de Pau y Foyth marcaron demasiado el resultado. El Alavés tuvo en Pacheco y Joselu sus dos elementos diferenciales. El portero lo paró todo y el delantero fue decisivo. Al margen, el árbitro no quiso revisar, tan siquiera, un claro penalti a Pedraza. El Alavés también tuvo su parte de culpa para ganar a un Submarino que notó el cansancio en el tramo final y que perdió el rumbo con el cambio de Parejo. La lucha por volver a Europa por la vía de LaLiga seguirá hasta el final. Este miércoles se dio un paso atrás.

Emery efectuó muy pocos cambios ante el Alavés alineando un once plagado de hombres fijos, seguramente pensando que ante el Barça, el próximo domingo, era el momento idóneo para reservar fuerzas cara a la visita del Arsenal en las semifinales de la Europa League. Pudo ser ese su gran error: no dosificar esfuerzos. 

Relevo en la portería, lateral derecho y descanso para Pau en el eje de la zaga. Y eso que el Villarreal ya había tenido una clara ocasión a los 40 segundos en un remate de Chukwueze que Laguardia, bajo palos, evitó.

Calleja lleva poco tiempo en Mendizorroza, pero el suficiente para conferirle a su equipo su estilo. El Submarino empezó como un tiro, pero el Alavés le tuteó durante 20 minutos. El juego tuvo un ritmo alegre y de ida y vuelta. Battaglia le robó un balón a Funes Mori y el equipo vasco le dio el primer susto a Rulli. El segundo fue definitivo. Un centro de Peleteiro cuyo centro remató Joselu, a bocajarro, a gol, le puso por delante. 

Sin fortuna

A Calleja se le censuraba en el Villarreal que su equipo descuidaba el juego defensivo. Sin embargo, el Alavés se pasó toda la segunda parte defendiendo bien y frenando a un Submarino que atacaba con fluidez. Pedraza y Chukwueze fueron dos puñales afilados que abrían en canal a un voluntarioso Alavés, que defendía como podía a un rival volcado y que rezumaba talento. Parecía imposible pero los de Calleja consiguieron alcanzar el descanso con el 1-0 a favor. Pacheco tuvo mucha culpa porque Alcácer y Gerard se lo pusieron complicado. 

El Villarreal echaba mano de su repertorio variado. Esta orquesta de Emery igual toca un rock eléctrico con una acción de desborde y velocidad con Pedraza o el huracán Samu, que entretiene la noche con música de boleros, tocando y con el pase decisivo. Gerard a la guitarra o Trigueros susurrando con suavidad la asistencia letal. La orquesta tiene músicos y canciones para todos. Y Alcácer se puso al micrófono visionando un desmarque magistral a pase de Gerard. El Villarreal empataba... y continuó a la carga.

Dosificando esfuerzos

Emery dosificó esfuerzos sustituyendo a Parejo y Chukwueze. Con ello los amarillos dieron un paso atrás. Sin su director, la orquesta fue perdiendo marcha y su voz se apagaba en ataque. 

Calleja ha sido el trébol de cuatro hojas del Alavés. En una jugada de concatenación de errores del Submarino, Joselu centró al área para que Edgar Méndez se anticipara y conectara un remate preciso. Era el 2-1. Y poco más del Villarreal salvo una acción polémica que ni tan siquiera el VAR revisó por una posible derribo a Pedraza. Un paso atrás en Liga. 

Ficha técnica:

2 - Deportivo Alavés: Pacheco; Ximo Navarro, Laguardia, Lejeune, Martín Aguirregabiria; Rioja (Pere Pons, min.58), Battaglia, Pina, Jota Peleteiro (Pellistri, min.79); Lucas Pérez (Édgar Méndez, min.58) y Joselu (Deyverson, min.90).

1 - Villarreal: Rulli; Mario (Peña, min.84), Albiol, Funes Mori, Pedraza; Chukwueze, Capoue (Fer Niño, min.84), Parejo, Trigueros; Gerard Moreno y Alcácer (Yeremy, min.84).

Goles: 1-0, m.17: Joselu. 1-1, m.50: Alcácer. 2-1, m.80: Édgar.

Árbitro: Adrián Cordero Vega (Comité Cántabro). Mostró tarjeta amarilla a Manu García (min.68) y Édgar (min.74).

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima primera jornada de LaLiga Santander, disputado sin público en el estadio de Mendizorroza de Vitoria. Ambos equipos saltaron al terreno de juego con una camiseta que lucía el escudo de LaLiga y de la UEFA Liga de Campeones en la que se leía “Gánatelo. El fútbol es para los fans”, en referencia a la “Superliga”.