Inquietud y cautela entre los empresarios valencianos por la oferta del BBVA al Sabadell

Las cámaras y la patronal CEV se reservan las valoraciones a la espera de cómo evolucionen los acontecimientos

Mazón afirma no tener "ninguna referencia" y el Gobierno central llama a mantener la competencia

Sede del Sabadell en Alicante

Sede del Sabadell en Alicante / PILAR CORTÉS

Jordi Cuenca / M.Vilaplana

Inquietud. Esa es la palabra que mejor define la sensación con la que los empresarios valencianos recibieron ayer la noticia de los contactos entre BBVA y Sabadell para una posible fusión. Por un lado, consideran que la operación sería positiva desde el punto de vista de que la entidad resultante se fortalecería y mejoraría su posicionamiento a nivel internacional, aunque, por otro, temen que las condiciones de concesión de créditos empeoren al restarle al mercado capacidad de competencia.

Y como muestra, un botón. Para Mayte García, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, «siempre que se pierde capacidad de competencia es una mala noticia, porque las empresas necesitan de un mercado abierto a la hora de negociar». No obstante, se mostró prudente señalando que «habrá que esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos y en qué términos se plantea el posible acuerdo».

Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunitat Valenciana (Ateval), Pepe Serna, no dudó a la hora de señalar que «estamos ante un arma de doble filo». Y lo justificó señalando que «está bien que una entidad financiera sea más fuerte, pero, por contra, se pierde un competidor generador de riqueza y de circulante». Y llamó la atención no solo sobre el posible empeoramiento de las condiciones crediticias, sino también sobre una hipotética reducción del número de oficinas bancarias.

Pese a estas valoraciones, tanto desde la patronal CEV como desde las Cámaras de Comercio de la autonomía se rechazó hacer comentarios oficiales al respecto a la espera de ver cómo evoluciona la situación.

A la espera en la política

Quién también mostró su cautela al no tener «ninguna referencia» sobre la posible fusión fue el presidente de la GeneralitatCarlos Mazón, que destacó en un acto en Alicante que «hay que ser muy respetuosos» porque no ha recibido información, «ni siquiera del propio Banco Sabadell». «Quiero ser cauteloso con noticias de este tipo porque hemos visto otras parecidas, en las que se ha hablado de posibles fusiones, que acabaron en simples rumores», de manera que, prosiguió el presidente, «la prudencia marca».

Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, también se mostró prudente ante la noticia y dijo que «es importante» que el sector siga manteniendo «una situación competitiva» en caso de que la operación salga adelante.

César González-Bueno y Josep Oliu, en una junta del Sabadell en Alicante

César González-Bueno y Josep Oliu, en una junta del Sabadell en Alicante / ALEX DOMÍNGUEZ

Segundo intento

La propuesta de fusión (léase absorción) de BBVA a Sabadell se produce cuatro años después de que ambos contendientes, con los mismos presidentes -Carlos Torres y Josep Oliu- a la cabeza, protagonizaran otro intento que fracasó. El contexto de entonces era bien diferente. En primer lugar por la pandemia. En marzo de 2020 llegó el estado de alarma y se generó una gran inquietud sobre el futuro económico. En aquel contexto, CaixaBank y Bankia dieron el primer zarpazo y anunciaron, en septiembre de aquel año, su fusión por absorción de la segunda por la primera, con lo que constituyeron el tercer banco español y el primero en volumen de negocio en el país. Unicaja y Liberbank, que llevaban tres años de duras negociaciones, lograron, ya en 2021, cerrar su fusión.

En aquel clima de incertidumbre extrema de finales de 2020 con la economía semiparalizada por los confinamientos y en respiración asistida, se produjo el primer acercamiento, que terminó en fracaso por la negativa del Sabadell tras los desacuerdos sobre la valoración de activos. Se vio entonces como una decisión arriesgada porque la entidad con sede en Alicante no atravesaba un momento óptimo. De hecho, en los meses previos a la covid había desinvertido en algunas partes muy relevantes de su negocio, como su gestora de fondos y su rama inmobiliaria Solvia. Al banco catalán se le había complicado además la digestión del banco británico TSB. 

Tipos

Parecía el más necesitado de la operación, pero al final se mantuvo firme y en los años posteriores, con un escenario más favorable para la banca tras superarse la pandemia y, sobre todo, al empezar el Banco Central Europeo (BCE) a subir los tipos de interés, que ahora están en el 4,5 %, logró rehacerse, hasta el punto de valer ahora cuatro veces más. 

Hace cuatro años, con CaixaBank manteniendo en València la sede social de la nueva entidad y el fracaso de la operación BBVA-Sabadell, la sociedad valenciana se felicitó de mantener de alguna manera las entidades que se habían quedado con las joyas de la corona de las finanzas autóctonas: Bancaja y Banco de Valencia, por un lado, y la alicantina CAM por el otro. 

Contexto

Con un contexto mucho mejor que el de 2020, está por ver que la operación prospere. A su favor tiene la necesidad de ganar tamaño. No obstante, si se consuma esta fusión ahora, resultará prácticamente imposible que la nueva firma mantenga la sede de Alicante, dado que la social del BBVA está en Bilbao y la operativa, en Madrid, con Barcelona como segunda central por la vía del Sabadell. Así que, como aseguraba en privado un empresario valenciano ayer, «la proximidad está bien pero las empresas queremos que se financie por calidad no por cercanía. Lo que necesitamos en una entidad fuerte».

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