La independencia económica de las mujeres que sufren violencia de género es muy importante a la hora de denunciar». Así de tajante se expresa la coordinadora del Centro Mujer 24 Horas de Castellón, Inés García. Sus palabras las corroboran los datos que maneja la Subdelegación del Gobierno en Castellón, que reflejan una tendencia al alza de las denuncias desde el 2014, año en el que la economía española comenzó a mostrar signos de recuperación tras la crisis.

En la provincia, el número de denuncias por parte de mujeres maltratadas llegó a su número más alto el año 2010, cuando hubo 1.908 féminas que destaparon situaciones de maltrato. Desde entonces, se produjo un progresivo descenso de las denuncias que se prolongó hasta el 2014, cuando estas se habían reducido hasta 1.514. La jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer de la Subdelegación del Gobierno de Castellón, Paloma Sánchez, vincula directamente estos datos con la situación de dificultad económica, que en su opinión «hizo que muchas mujeres se lo pensaran mucho a la hora de decir basta a la violencia».

Desde el 2014, la tendencia al alza se notó de forma tímida el 2015 (1.525 denuncias) y es una realidad más consolidada este año, pues hasta el mes de junio se produjeron 813, lo que en progresión puede suponer que en Castellón se superen las 1.600 denuncias en este ejercicio.

SORPRESA // La responsable de combatir esta lacra desde la Subdelegación del Gobierno en la provincia apunta que el descenso y posterior repunte de los casos hechos públicos por las afectadas cogió por sorpresa a la mayoría de expertos. «Tras la aprobación de la ley orgánica del 2004, que permitió tomar las primeras medidas, se pensaba que el número de denuncias se estabilizaría, pero las dificultades económicas motivaron un cambio de tendencia que ahora se revierte».

No obstante, aún son muchas las que no se atreven a llevar su caso ante la justicia. Según García, responsable del centro de atención a mujeres de la Generalitat en Castellón, ahora su equipo tiene 667 expedientes abiertos --339 iniciados el 2016--, y según su experiencia solo entre un 50% y un 60% de féminas se presenta con una denuncia bajo el brazo.

Esta especialista lo achaca fundamentalmente al miedo a que la situación empeore, pero también a cuestiones de dependencia económica. Es por ello que atienden y asesoran tanto a aquellas que denuncian como a las que no, pese a que recomienda encarecidamente hacerlo. «Es mucho más fácil actuar, porque lo hacemos con la tranquilidad de saber que existen mecanismos de protección y podemos dar muchas más opciones a la víctima», argumenta.

UNA DECISIÓN TRASCENDENTE // Pese a que todas las fuentes consultadas piden a las mujeres poner en manos de la justicia los maltratos, la mayoría destaca la necesidad de hacerlo cuando se tenga clara una hoja de ruta. «En muchos casos, presionar a las mujeres para que denuncien o rompan su relación con el agresor tiene un recorrido corto, y al final hay una vuelta a la situación de partida. Ha de ser una decisión muy meditada», sentencia García.