Llegados a Castellón desde otras provincias, empujado por el destino profesional a que les impulsó su misma condición de funcionarios, ambos tuvieron ocasión de unir sus caminos y sus obligaciones a través de un escenario público que les exigió el tener que tomar decisiones que afectaban a tantos y tantos castellonenses. Conscientes de ello, tanto Fernando de Val como Salvador Bataller, qué coincidencia, se preocuparon antes de venir de tener alguna noticia del lugar al que iban destinados. Y me impulsa a hacer referencia a ello el libro que acaba de editarse y que es uno de los regalos que me trajeron los Reyes Magos --la Fundación Dávalos Fletcher en este caso como ilustre intermediaria--. Se trata de la obra Ser de Castelló, de Ferrán Archilés y Manuel Martí, ambos premiados con el Ciudad de Castellón municipal de Investigación, en el que se hace referencia tanto a Joan Fuster como a Alfonso Betoret, cuando explican, como en el caso del escritor de Sueca que “… Castelló de la Plana conserva a pesar de su condición de capital de provincia, el encantador aire rural y una fuerte y peculiar personalidad…”. Por su parte, Betoret señalaba con énfasis que “…se advertirá que para las familias bien acomodadas de la Plana era grande honra y privilegio el tener en su seno un militar y un sacerdote”.

FERNANDO DE VAL // La llegada de Bataller a Castellón con destino al Gobierno Civil, dentro de su gabinete técnico, coincidió con la presencia en la Secretaría General de dicha institución de otro notable personaje de la vida pública de la provincia, es decir, Fernando de Val Marco. Ambos pertenecían por oposición al Cuerpo Técnico de Administración Civil, cuya jurisdicción laboral correspondía al Ministerio de Gobernación. Desde su origen en Alcoy, Salvador Bataller tenía muy cercano el latido valenciano y especialmente castellonense y hasta castellonero, pero De Val encandiló a Salvador no solamente por su fidelidad a la legalidad administrativa desde su pulcritud profesional, sino que de modo especial por su nunca ocultada pasión por su tierra de origen, su Aragón de alma, y el amor incuestionable a su Patrona, la Virgen del Pilar y sin renuncia a ello, a pesar de ser testigo del fervor de los castellonenses por la Mare de Déu del Lledó y nuestras deslumbrantes fiestas magdaleneras, tan pegadas al ser de las gentes de Castellón, algo que Bataller percibió desde el principio y de todo ello se enamoró, incluida la muchacha con la que contrajo matrimonio.

LA VIDA // En la villa valenciana de Malferid está el origen de los Bataller, donde Salvador Bataller y Belda contrajo matrimonio con Ana María Castelló Sanz, los padres de Salvador, que nació en Alcoy el 18 de enero de 1922. El chico estudió el Bachillerato en Xátiva y a continuación Derecho en Valencia. Las oposiciones, le llevaron a su primer destino en el Gobierno Civil de Almería, en 1949. Un año después, en julio de 1950, ya se incorporó al Gobierno Civil de Castellón y desde entonces no se ha movido de aquí. Recién llegado comenzó su “exploración” del ambiente social y festivo de la ciudad. Y conoció a Adelina, la hija del popular Juan Vicent Belsa, miembro de la compañía de Esyde de los Dávalos y copropietario del espectacular Teatro y Cine Rex, que se había inaugurado el 2 de diciembre de 1946 y donde en sus primeros años habían intervenido las más populares estrellas folclóricas, funciones de ópera, y los habituales ciclos cinematográficos. Entre unas y otras cosas, la boda entre Salvador Bataller y Adelina Vicent Vicent tuvo lugar en la iglesia de la Trinidad el día 20 de octubre de 1954, con gran fiesta musical posterior en el singular Savoy.

ALFONSO, ALCALDE // El matrimonio Bataller-Vicent tuvo tres hijos, Salvador, Alfonso y Carlos. Los tres se casaron en Castellón y el núcleo forma parte ya de la ciudad, con sus esposas María Amparo, Victoria y Carmina. Un miembro del clan, Alfonso, que estudió Medicina y como médico especialista trabajó en los centros hospitalarios castellonenses, ingresó en el circuito de la política y su partido, el PP, le otorgó la confianza para desempeñar varios cargos de alto nivel. Y desde el verano del 2011, Alfonso Bataller Vicent es ya el alcalde de Castellón, al ocupar el puesto de Alberto Fabra al ser éste requerido como President de la Generalitat Valenciana. En otro orden, la nena Victoria Bataller Monfort fue la Reina Infantil de las Fiestas de la Magdalena en el año 2005. Nada le impidió ser muy feliz durante los días de su reinado, aunque cerca de ella, alguien recordaba que su abuelita Adelina había fallecido en 1973 a los 41 años de edad y su abuelo Salvador, también falleció, el 17 de marzo del 2004. Quien al enviudar se había vuelto a casar en 1977 con Mercedes Bover Martí. Salvador había ejercido en el Gobierno Civil como jefe de negociado, secretario particular del gobernador, oficial mayor, vicesecretario general y Secretario General, en dos ocasiones.

DOCE GOBERNADORES // Cuando llegó Bataller a Castellón ejercía como Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Luis Julve Ceperuelo. Con él se efectuó el traslado desde las dependencias de la calle Mayor junto a la iglesia de San Agustín hasta el nuevo edificio de la plaza María Agustina, que se inauguró en 1949. Le sucedió José Antonio García-Noblejas, el notario que estuvo aquí entre 1954 y 1956. Después, José Antonio Serrano Montalvo, entre 1956 y 1960. Y en 1960 llegó Carlos Torres Cruz, con su hija Conchita, que fue nombrada Reina de las Fiestas de la Magdalena en 1962. Largo período como gobernador hasta la llegada en 1966 del militar Fernando Pérez de Sevilla y Ayala, que fue sin duda uno de los impulsores del Colegio Universitario de Castellón, el CUC. Después, José Fernández Ramires estuvo entre 1969 y 1971 y José Luis Pérez Tahoces entre 1971 y 1974. El profesor Juan Aizpurúa Azqueta ocupó el cargo entre 1974 y 1976. Los dos años siguientes, tuvimos a Pablo Martín Caballero y entre 1977 y 1980 Juan José Izarra del Corral, primer gobernador que ya no fue nombrado Jefe Provincial del Movimiento. Rafael Montero Gomis fue gobernador desde 1980 a 1982, y quedó en Castellón desempeñando siempre puestos de alta responsabilidad en organizaciones empresariales. El número doce corresponde a Joaquín Pedro Azagra Ros, desde 1982, el primer gobernador socialista. H