Los operadores de drones se han triplicado en los dos últimos años en Castellón, pasando de 12 a 36 entre 2018 y 2020, según datos de la Agencia de Seguridad Aérea (AESA). El abaratamiento y sus aplicaciones propicia su expansión. Sin embargo, su uso, aunque sea recreativo, está sujeto a normas que no todos conocen. La propia agencia de Seguridad Aérea advierte: «No son juguetes; son aeronaves». Por ejemplo, no pueden usarse a menos de 8 kilómetros de aeropuertos. Y no solo el de Barajas, donde la guardia civil mantiene activo el dispositivo de búsqueda para localizar al dron y al piloto que sobrevoló las proximidades de las pistas el lunes y obligó a cerrar el espacio aéreo.

El aeródromo del Pinar o la Cámara de Comercio imparten cursos de pilotaje de drones (RPA) con un certificado expedido por el primero. Salen cuatro o cinco pilotos al mes. Para poder operar profesionalmente, se exige este título. Además, para ser empresa actuante se ha de ser operador de dron, habilitado por la AESA.

Según la AESA, en España los operadores han pasado de 3.828 a 4.517 y las aeronaves, de 3.202 a 6.497 en ese periodo. Principalmente se dedican a fotografía, filmaciones, topografía o fotogrametría (39,19%); observación y vigilancia aérea (12,93%) y búsqueda y rescate (12%).

«Hay mucho desconocimiento de dónde se puede volar y no. Muchas veces estás perdiendo trabajos, porque la gente no sabe que no se puede volar en todos los sitios», explica Víctor González, un operador de Castellón, de Alvol Drone Solution, quien explica que «mucha gente piensa que el dron, como es pequeño, puede volar en todas partes y no es así; en Castelló capital tenemos el aeródromo al lado y a ocho kilómetros de radio no se puede volar nada, lo que significa que ni en todo Castelló, ni todo Benicàssim, ni algo de Borrriol o Almassora puedes volar drones sin avisarles. Y eso la gente no lo sabe. Mucha gente vuela sin saberlo y otros cuando van a pedir un trabajo legal y les dices que les va a costar más dinero porque implica mucha documentación que desconocen", añade.

«Es verdad que se hace mucho hincapié, pero muchos aficionados no son conocedores de la normativa, añadió, no saben dónde puede volar un dron o no; aparte del padre que regala un dron al hijo», añadió. «Por más de juguete que sea o más pequeño, a menos de 8 km del aeroclub no se puede, por ejemplo, en Rafalafena, no», agregó.

«La AESA trata a los drones como aeronaves pero en cambio se venden como juguetes», explicó. En cuanto a los precios, indicó, que ya son de consumo. Se puede encontrar drones de buena calidad para audiovisuales en torno a 1.500 o 2.000 euros; a partir de 300 a 500 ya graban bastante bien y a partir de 30 a 100 euros se pueden encontrar de juguete que hacen maravillas.

La proliferación ha propiciado que incluso haya ayuntamientos que están impulsando reglamentos de uso de drones, como Vila-real, que lo aprobó en su último pleno y ahora está en fase de alegaciones; o Alcossebre.