Varios delfines han aparecido muertos o varados frente al litoral de Castellón en los últimos cuatro días. El último este domingo, en la playa de Torre la Sal de Cabanes, que se despertó con la imagen de un delfín muerto sobre la arena. El animal presentaba un avanzado estado de descomposición, en el tercer incidente con estos animales que ocurre en la costa de Castellón.

El primero se vio en la playa del Morrongo de Benicarló el pasado jueves, cuando un ejemplar apareció varado, y gracias a la actuación del Consorcio Provincial de Bomberos se logró salvar su vida, tras auxiliarlo en plena playa al encontrarlo herido, hasta la llegada del equipo del Oceanogràfic de València.

Según fuentes del Consorcio, el animal estaba herido en la cola y la zona abdominal, pero vivo, de modo que los bomberos trabajaron para que se mantuviera húmedo y a la vez no se lo lleve la corriente a la espera de la llegada de los especialistas, que se lo llevaron a sus instalaciones para su recuperación.

Horas más tarde apareció otro delfín en la playa de Xilxes, aunque en esta ocasión no pudo hacerse nada por salvarlo. Los bomberos de la Plana Baixa, tras hallarlo varado. Lo sacaron a la playa para rescatarlo.

¿POR QUÉ SE ACERCAN TANTO? //

Según explican pescadores de Castellón, es posible que se acerquen a la costa porque la temperatura del agua está más caliente de lo normal en estas fechas y, ante la ausencia todavía de temporales marítimos, es posible que encuentren mayor alimento. El pescado pequeño, del que se alimentan los delfines, ha emigrado hacia la orilla, y los delfines acuden a por él, acercándose demasiado a la costa, donde pueden quedar atrapados.

Cabe recordar que no hace muchos meses, en noviembre, se pudieron avistar en Benicàssim y Orpesa decenas de delfines muy cerca de la playa. Los pescadores recuerdan que no hace muchos años se avistaron delfines incluso dentro del puerto de Castellón, que habían cambiado su zona de emigración.

En el siglo pasado, explican desde la Cofradía, la playa de la Almadraba de Benicàssim aún era testigo de la llegada de atunes que pasaban cerca de la costa y, de ahí su nombre, quedaban estancados en la almadraba, fáciles de pescar.