En el primer fin de semana sin restricciones de movilidad en la provincia y de hostelería reabierta el ambiente en las calles de la capital de la Plana estaba garantizado. Si a eso le sumamos que estamos en el primer sábado de la 'no Magdalena', las posibilidades de encontrar las terrazas llenas se multiplicaban exponencialmente.

Cientos de castellonenses no han faltado este sábado a su cita con un almuerzo que, aunque no sabe igual que otros años, ha matado el gusanillo de más de uno. Con todas las medidas de seguridad y en mesas con un máximo de cuatro comensales, la cerveza, el vino, los cacahuetes y altramuces han sido una constante en los bares de Castelló. Había quien, incluso, se llevaba a la boca longanizas secas y ximos para evocar unas fiestas fundacionales que por segundo año consecutivo no han podido celebrarse a causa de la crisis del coronavirus. Algunos establecimientos, conscientes de la tradición de almorzar entre amigos este primer sábado de la 'no Magdalena' han querido hacer un guiño a la gastronomía típica de las fiestas incluyendo el bocadillo de tortilla de habas entre sus platos.

La plaza Santa Clara y sus alrededores eran este sábado por la mañana un auténtico hervidero. Efectivos de Protección Civil recorrían la zona para asegurarse de que se cumplía la normativa.

Aunque el día había amanecido muy nublado, el sol ha salido a media mañana para ofrecer a los castellonenses unos rayos de luz para acompañar su almuerzo o su paseo por las céntricas calles.

En zonas como la plaza Fadrell o Borrull podía escucharse, incluso, la detonación de algún que otro petardo que, tímidamente, recordaba que Castellón celebraría su semana grande estos días.