El Castellón, ahora sí, ya está de regreso en Segunda B. Lo hace ante el mismo rival que en su despedida, pero en una circunstancias distintas. Aquel 8 de mayo del 2011, los impagos asfixiaban a un equipo que, semanas después, fue descendido administrativamente. Ha costado siete años, pero los albinegros están de vuelta, con una fuerza inusitada... y récord de abonados. Un triunfo sobre el Atlético Baleares (20.00 horas) es un estímulo más, por si no hubiesen suficientes...

Los 12.867 abonados de la pasada campaña, los que le convirtieron en el club de Tercera que más socios había tenido en una temporada, ya han quedado atrás. Una afición que asiste ahora, con nervios y emoción, al debut en una categoría que nunca mereció perder, pero en la que espera estar solamente de paso, rumbo de nuevo al fútbol profesional.

SEIS BAJAS // Sergi Escobar estará rumiando cómo combate la media docena de bajas con las que arranca, lo que le ha obligado a convocar, del filial, a Nahum Pedre (portero), al lateral derecho Manu Vázquez, al interior izquierdo. Pablo Roig y al delantero Sergi Montoliu. «Luismi está en el último proceso de recuperación, ya le queda poquito; Castells y Cubillas están sancionados; a Jesús le operaron; Oliinyk está en su país solucionando unos problemas burocráticos; ni tampoco tenemos a Theo, por un problema personal, que está en su casa y esperamos tenerle aquí en pocos días», desgranó.

¿El primer once de la vuelta a Segunda B? Tanta ausencia le ayuda por un lado pero, por otro, complica la confección, máxime cuando son 16 las caras nuevas.

Que nadie piense que esto será un camino de rosas. Para empezar, un Atlético Baleares que cuenta con un presupuesto que ronda los dos millones de euros. Un equipo que también lo ha pasado mal, pero que gracias a la inversión del alemán Ingo Volckmann, le ha llevado a plantearse el ascenso a Segunda A. Viene con su flamante fichaje (Yelko Pino, procedente del Lugo) y un Nuha Marong que, en pocas semanas, ha pasado de héroe del ascenso del Castellón a enemigo.