El Castellón volvió a dejar escapar puntos en la recta final. Como el miércoles, cuando el descuento trocó el empate contra el Almazora en Castalia, en Crevillente, después de dar la vuelta al marcador, fue incapaz de amarrar el 1-2, con el 2-2 definitivo en el minuto 80. No obstante, poco que hablar, en cuanto a los méritos o deméritos del escaso botín, en un partido feo, con más goles que fútbol. Los dos equipos marcaron en sus dos únicos remates entre palos pero es que, además, fueron las únicas ocasiones que pueden ser consideradas como tales.

La amargura por el resultado, que cierra una mala semana (dos puntos de nueve posibles, frente a rivales que, salvo sorpresa mayúscula, no son de la liga del Castellón), se ve aumentada por las lesiones. Si Castelló perdía el miércoles a William y a Arturo en un entrenamiento posterior, Kike Ferreres y Cubillas debieron retirarse de forma obligatoria. El primero tiene para un mes.

La sorpresa en el once, en esta ocasión, fue la ubicación de Javi Rubio, por detrás de Cubillas. Una conexión fundamental para, apenas unos segundos después de que el Crevillente hubiese inaugurado el marcador, los albinegros equilibrasen el encuentro y encarasen la segunda parte igualados en el marcador. Por lo demás, pese a los cinco cambios en el equipo respecto al de cuatro días atrás, era una alineación bastante esperada, teniendo en cuenta los condicionantes de las lesiones, el rival y la superficie.

NADA DE NADA

Si el partido ya fue poco vistoso, los primeros 40 minutos pueden ser tirados a la basura directamente. Cualquier parecido con el fútbol fue pura coincidencia, con dos equipos enfrascados en el cuerpo a cuerpo. Importaba más alejar el balón de los dominios propios que buscar los ajenos, así que se agarraron al recurso más fácil: patadón... y a buscar que alguien hiciera viable un pelotazo, bien de forma directa, bien en segundas jugadas. O, directamente, esperando un error del rival. El Castellón así consiguió los dos goles: el 1-1 fue una prolongación de Cubillas y una meritoria maniobra de Javi Rubio dentro del área. El 1-2 llegó en un grueso error de Arias, que en vez de ceder a Óscar Fornés, asistió para que Javi Serra pusiera el adorno a una grotesca acción con una vaselina sobre el guardameta benicarlando.

Los dos tantos fueron los únicos momentos de lucidez ofensiva de los orelluts, penalizados por un desborde de Pablo Aguilera por la derecha y un remate del 9 del Crevillente, que encontró el hueco en el área albinegra. Menos mal que, segundos después, regresó la paridad.

CAMBIOS OBLIGADOS

La segunda parte transcurría por los mismos derroteros, pero Kike Ferreres se rompía y de nuevo Aguilera aprovechaba la baja del burrianense y que Guinot no había entrado todavía para dar un susto. El Castellón encontró de la nada el 1-2: despeje de un córner, patadón arriba y Javi Serra que saca petróleo de donde no lo había.

El Castellón perdía a Cubillas pero mantenía sin apuros la ventaja. Sin embargo, Álex Pastor, aprovechaba un bloqueo más propio del baloncesto de José Carlos a Cubillas para soltar un latigazo lejos del alcance de Zagalá.

Para rematar el despropósito de la tarde, Óscar Fornés era expulsado en el 90 por un rifirrafe con Iván Sales. El árbitro prolongó el suplicio hasta el 99, sin que sucediera nada más relevante.