La historia de desamor entre el Villarreal y el colegiado extremeño Gil Manzano parece no tener solución. Desde que Fernando Roig afeara, tras un Villarreal-Real Madrid en el Estadio de la Cerámica, que el árbitro saliera tras una ajustada y polémica victoria blanca (2-3) con una bolsa con obsequios de la entidad que preside Florentino Pérez, el de Badajoz parece empeñado en estropearle la fiesta al Submarino.

Eso pasó en la Liga 2016/2017, pero el desencuentro se ha recrudecido esta misma temporada. Ayer fue la gota que colmó el vaso. Después de sufrir a Gil Manzano en el inicio de la Liga —también desde la sala de VAR— con dos penaltis muy dudosos favorables al Levante en el Ciutat de València y la repetición de uno de ellos detenido previamente por Andrés al considerar que el portero groguet se adelantó por milímetros al lanzamiento, el encuentro en La Catedral volvió a evidenciar que el extremeño la tiene tomada con el Villarreal.

Ya no solo fue el penalti a todas luces inexistente de Pau, que incluso ató sus manos a la espalda para evitar cometer la infracción, aunque de poco le sirvió; además, se sumó la escalofriante entrada de Capa a Cazorla sin roja, —«gracias a Dios no se ha lesionado», decía Calleja—, la dudosa pena máxima de Albiol —también por manos cuando estaba de espaldas— o el penalti escamoteado a Alcácer en los minutos finales. En todas estas acciones, Gil Manzano fue incapaz de corregir a Medié Jiménez, el árbitro sobre el terreno de juego que también colaboró en el desastre. El Villarreal ya ha anunciado que enviará una misiva al Comité Técnico de Árbitros para elevar su protesta formal por la actuación de los dos colegiados de ayer en San Mamés, especialmente la de un Gil Manzano contra el que cargó duramente Calleja tras el partido.

Indignación y expulsión

«Hemos tenido alguna ocasión para ponernos por delante y después ha venido el árbitro, que ha sido clave. Ha sido escandalosa la disparidad de criterios, las jugadas decisivas en las que ha hecho la vista gorda y la inacción del VAR, aunque ya nos ha pasado otras ocasiones con el mismo árbitro», se quejó el preparador amarillo. «Siempre que le toca arbitrarnos, en todas las jugadas polémicas tiene un color que no es el amarillo. En esta ocasión ha sido escandaloso. La roja de la entrada a Cazorla, el penalti pitado a un jugador que va con brazos atrás... es increíble que el VAR no tire para atrás ese penalti», incidía Javier Calleja en el cúmulo de errores que provocaron su expulsión por sus airadas protestas a Medié Jiménez. Ante el Leganés, el próximo domingo deberá estar en la grada. «El VAR ha sido rápido para advertir el penalti de Albiol, pero en la jugada del derribo a Paco Alcácer ni se ha planteado intervenir», continuaba el madrileño, que incluso podría hacer frente a algún tipo de expediente disciplinario.

Sobre el encuentro y el paso atrás en la pelea por las plazas de Europa League o Champions, Calleja tan solo apuntó que «quedan muchos partidos y pelearemos hasta el final por estar en puestos europeos». «Si el Athletic tiene opciones, nosotros aún más», concluyó el míster.