A la misma hora que el Barcelona enviaba un e-mail anunciando una rueda de prensa, Andrés Iniesta Luján escribía en la pizarra del vestuario: «A las 11, reunión». Las dos convocatorias tenían el mismo triste motivo.

El capitán agotó las lágrimas. Las suyas y las ajenas. Si en la repleta sala de prensa de Sant Joan Despí el mundo del fútbol pudo hacerse una idea de la emotividad del momento, con un Iniesta con los ojos enrojecidos hilvanando un discurso continuamente entrecortado, quienes escucharon ahí dentro lo que nunca habían querido oír lo pasaron mucho peor. Un nudo impedía al emblema de la plantilla, del Barça, del fútbol español, articular cinco letras. «Me voy».

Andrés Iniesta se va. Se va disfrutando de la despedida soñada, la más bella que nadie pudiera desear. Siendo titular, capitán de un equipo que va a conquistar un doblete de Liga y Copa y arropado con la presencia de las personas más significativas del Barcelona y de su familia.

Se marcha emocionado y en paz consigo mismo el autor de una carrera envidiable, llena de «momentos mágicos» y otros difíciles, que tuvieron más que ver con los inicios, con los sacrificios personales que hizo e hicieron los Iniesta Luján para lograr la obsesión que tenía «entre ceja y ceja» el niño: ser futbolista profesional.

«No podía haber sido más feliz de lo que he sido en el Barça», proclamó Iniesta en la hora del adiós al echar un vistazo atrás con los ojos humedecidos. Más de 30 títulos conforman un palmarés extraordinario y, sin embargo, el momento que destacó y le vino a la cabeza era de la época cuando le llamaban Andresito. «El día que debuté con el primer equipo en Brujas», recordó.

Transcurridos 16 años, cumplidos los 34, cree llegado el momento de pasar otro momento difícil, como es el de decir adiós de lo que considera su casa y su segunda familia. «El club que me acogió con 12 años se merece lo mejor de mí, como he hecho hasta ahora, y entiendo que en el futuro más cercano no podía dar lo mejor de mí en todos los sentidos, personal y futbolístico», argumentó Iniesta en su adiós.