Cuatro juegos son los que el joven tenista estadounidense Sebastian Korda ha logrado arrebatarle a Rafael Nadal en su estreno en la renovada central de Roland Garros que en 1992 pisó su padre, Peter, para jugar la final ante Jim Courier, que ganó el entonces número 1 mundial.

El 12 veces campeón del torneo sigue su marcha impecable, sin un rasguño, en la carrera que mantiene, desde lejos, con Novak Djokovic y Dominic Thiem, para imponerse por 6-1, 6-1 y 6-2, en 1 hora y 55 minutos.

En un día molesto por el temporal de viento que entraba a ráfagas en la Phillippe Chatrier, con algún rayo de sol en el cielo y a 12 grados de temperatura, Nadal se puso de nuevo el mono de trabajo para evitar ninguna sorpresa antes de acceder a los cuartos de final, la semana grande del torneo, el momento de la verdad, con buenas sensaciones y preparado para afrontar situaciones más complicadas que las que ha tenido que vivir en los cuatro primeros partidos donde, de momento, ha perdido solo 27 juegos.

Nadal ha impuesto un ritmo y una presión que Korda se ha visto impotente de seguir. El jóven tenista estadounidese resoplaba intentando devolver esa bolas amarillas Wilson, que tan poco le gustan a Nadal, sin poder controlarlas. Solo en el tercer set pudo arrebatar a Nadal algún juego más y salir de la pista con una mejor sensación. Si aspira a ganar, al menos, un Grand Slam más que su padre (campeón en Australia, en 1998) , como ha dicho estos días en París, este domingo que le queda un duro trabajo por delante.

Ndal se enfrentará el martes por una plaza en las semifinales al vencedor del partido entre el alemán Alexander Zverev y el italiano Janik Sinner, otro de los tenistas de la nueva generación que se está dando a conocer en Roland Garros.

En el torneo femenino el día ha empezado con otra sorpresa por la eliminación de Simona Halep.