Tal vez en el momento más delicado desde su llegada, Kiko Ramírez salió ayer a la palestra para hacer una defensa sin fisuras de sus futbolistas, conscientes de que mañana (17.00 horas), en Castalia, les aguarda una “auténtica final” frente al Elche B.

“Es una auténtica final, y los jugadores lo saben”, destacó ayer el catalán. “Tenemos que mirara hacia arriba porque, de ganar, seremos terceros y puede que segundos, empatados”, contextualizó el técnico de un equipo que viene de dos derrotas seguidas que les ha “tocado el orgullo”. “Cuando alcancemos el objetivo, daremos las gracias por haber superado estas situaciones, que nos permiten crecer y madurar”.

Nada que objetar a la plantilla. Más bien al contrario: “Confío plenamente en todos, les debo mucho a estos jugadores”. “Llegué a dos puntos del descenso, pero conseguimos ganar ocho partidos seguidos y llevamos ya muchas jornadas en play-off”, puso Ramírez en valor.

Como consecuencia de ese argumento, se descarta mañana una revolución en el once: “No soy un entrenador de cambios radicales o de echarle la culpa a los futbolistas”. Para el catalán, los jugadores “tienen que estar tranquilos, pero en alerta”. Porque, entiende, “los rivales están deseando que el Castellón se ponga nervioso y esté en apuros”. Por último, rubricó que el equipo “todavía no ha dado su tope”.

LA CAMPAÑA // Bajo el lema Tots junts guanyem, el Castellón, al margen de vender entradas a precios muy populares, también destina una porción de la recaudación a fines solidarios. Una bonita iniciativa que, a Ramírez, le ha tocado la fibra. “Es la primera vez que una campaña así me llena, porque participan oenegés y gente que, desinteresadamente, ayuda a los más necesitados”. H