Para el Villarreal, la cita del próximo domingo en Eibar no es un encuentro más. A falta de únicamente ocho fechas para que la Liga 2015/2016 llegue a su fin, lo que se juegan los de Marcelino en su visita a Ipurua es poder dar un fuerte golpe a sus tres rivales por la cuarta plaza de Champions y mantenerles a una distancia más que prudencial en el inicio de un mes de abril en el que los amarillos van a tener que afrontar momentos de enorme carga y tensión, como la posibilidad de meterse en las semifinales de la Europa League ante el Sparta Praga --objetivo que se iniciará el próximo jueves en el Madrigal-- o la visita al Santiago Bernabéu, con toda la trascendencia mediática que ello siempre conlleva.

Es cierto que el Submarino no ha estado demasiado contundente en sus últimos desplazamientos, en los que, simplemente, ha cumplido el expediente. Los de Marcelino no ganan fuera de casa desde principios de año --el 3 de enero en Riazor--, y enlazan ocho encuentros seguidos a domicilio sin poder saborear un triunfo. Ante el Eibar, al Villarreal no le faltarán poderosas razones para, de una vez por todas, saldar con contundencia una salida e irse de Ipurua con los tres importantísimos puntos en su poder.

Evidentemente, la motivación deportiva es el mejor aval con el que cuenta el equipo groguet para afrontar la visita a Eibar. La posibilidad de mantener o, incluso, aumentar la distancia con Celta, Sevilla (seis puntos en la actualidad) y Athletic (siete) estará presente este domingo ante un equipo que prácticamente tiene sellada su permanencia.

LA DESIGUALDAD // Pero más allá de los argumentos deportivos, el Villarreal debe hacer valer ante los armeros su mayor potencial de plantilla, económico y de respaldo social, algo que no pudo hacer en la primera vuelta en el Madrigal, donde Jaume Costa evitó al filo del final que el Eibar, contra todo pronóstico, se llevara los tres puntos de Vila-real.

Con más del doble de presupuesto que su rival --pese a que el Eibar ha batido ampliamente su récord histórico, gracias en buena parte a los 28 kilos que se lleva de la televisión--, Marcelino puede poner frente al Eibar un equipo que casi triplica el valor de mercado de la plantilla azulgrana. Como muestra un botón: la contratación más barata del Submarino supera ampliamente el total del gasto en fichajes --en ambos plazos de contrataciones-- del Eibar, que se ha nutrido esencialmente de jugadores libres y cedidos en su segunda campaña en Primera División y cuyo principal desembolso han sido los 400.000 euros pagados por el japonés Takashi Inui, procedente del Eintracht Frankfurt de la Bundesliga. H