El Real Madrid disfrutó del partido más cómodo de la temporada en el Santiago Bernabéu, vapuleó a un Granada derrotado desde el inicio y sin argumentos para plantar cara al líder, que prolonga su estado de gracia e iguala el récord del Barcelona de Luis Enrique: 39 partidos consecutivos sin perder. Casi nada.

La presión inicial y la ambición de jugadores en racha que quieren más, marcó la plácida mañana en el Bernabéu. Isco inauguró el marcador en una acción de presión. Samper cometió un grave error en la salida de balón, acabó perdiendo la pelota en zona prohibida y Benzema asistió para que Isco, en carrera, superase a Ochoa.

Poco después, un disparo a las nubes de Pereira fue el amago de reacción antes de que el duelo quedase sentenciado. Modric chutaba desde la frontal y el balón muerto dejado por Ochoa lo convertía en el segundo Benzema en posición antirreglamentaria.

Goleada meteórica // Marcelo se inventó el tercero enlazando detalles de alto nivel técnico antes de poner un balón medido en la cabeza de Cristiano. El devorador de récords ya tenía su primer tanto del 2017 ante la pasividad de la zaga granadadina.

La sucesión de tantos no empujaba a los madridistas a rebajar una marcha. Las rotaciones de Zidane invitan a cada jugador a dar todo en cada oportunidad que recibe. Lo hizo Isco para responder el inicio de año de James.

El Real Madrid siguió buscando más y Ochoa haciendo lo que podía. Sacó una mano buena a Benzema y el quinto llegó a balón parado, con un pase con rosca de alta escuela de James, que Casemiro remachó a placer, libre de marca, en el segundo palo.

Tras el pitido final, el líder había mantenido su firmeza y ambición, con nuevo récord en el bolsillo, a costa de un Granada al que se le pone cuesta arriba el objetivo de sellar su permanencia en Primera División.