Los más de 500 aficionados del Villarreal que lo vieron en el campo, y los miles que lo siguieron a distancia sabían cuál era el mejor regalo que les podría brindar el conjunto amarillo el día del 96 cumpleaños del club: Una victoria. Y esta victoria por fin llegó.

Lo hizo de una forma épica, sufrida y con los calificativos que le quieran poner, pero lo hizo, que al final es lo que necesitaba el equipo para salir por fin de una zona de descenso que ocupaba desde hacía ya nueve jornadas.

Hay que recordar que cuando Javi Calleja regresó al Villarreal en esta segunda etapa en el primer equipo, este se encontraba a cinco puntos de la zona de salvación en la que durmió anoche.

Sin lanzar las campanas al vuelo, pues el propio entrenador se encargó de rebajar la euforia tras el triunfo ante el Levante, lo cierto es que este equipo es bien diferente al que, sin ir más lejos, jugó semanas antes también en la capital del Turia, en este caso contra el Valencia, perdiendo 3-0.

Este resultado precipitó el cambio de cromos en el banquillo amarillo y victorias como la de ayer invitan a ser optimistas ante una recta final de campeonato que se antoja al rojo vivo. Los próximos partidos ante el Rayo en el Estadio de la Cerámica y frente al Celta en Vigo son poco menos que finales.

PASO A PASO // Lo cierto es que la mejoría del Submarino no está siendo todo lo rápida que a los groguets les gustaría, pues no se puede esconder que el equipo llegaba de perder frente al Atlético y Alavés --tras golear al Sevilla, eso sí--, pero al Villarreal le está costando mucho sumar de tres.

Sin ir más lejos, solo hay que remontarse al derbi de anoche frente al Levante. Más de uno de los seguidores que viajaron al Ciutat de València hubieran firmado el punto viendo cómo se desarrollaban muchas fases del encuentro, siendo decisiva la decisión del VAR de anular el primer gol local de Rochina.

Hasta ese gol, los de Paco López fueron superiores e incluso con 0-0 en los minutos finales dispusieron de una llegada al área de Asenjo que salió pegada a la cepa exterior del palo cuando los granotas ya celebraban el tanto.

El Villarreal, después de los resultados de los rivales directos por la permanencia, tampoco veía el punto como malo, pero no bajó los brazos hasta el final y, a diferencia de lo ocurrido en anteriores encuentros de infausto recuerdo, obtuvo la mejor de las recompensas. Primero, con un gol en propia puerta de Rober Pier, que fue celebrado con euforia contenida, pues a pesar de que llegaba en el minuto 93, todavía no se podían bajar los brazos.

EL ORGASMO AMARILLO // Todavía se vería un gol más en el derbi, conseguido de nuevo por el Villarreal. En este caso fue Samu Chukwueze quien remató con la zurda al palo izquierdo de la portería defendida por el ex del Villarreal B Aitor Fernández. Ahí sí. Ahí sí que en la grada de los groguets se desató la euforia y no era raro ver incluso lágrimas de alegría en los aficionados. Ahí sí que estalló el banquillo del Villarreal, consciente de la importancia de los puntos. Ahí sí que hasta el contenido Fernando Roig se abrazó con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

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@josellizarraga