De Benicàssim al Raval de Sant Fèlix. En un maravilloso viaje para lucir las radiantes galas de castellonera y en la aventura de la luz en forma de gaiata. Estela Bastida Ferrara, que cumplirá 19 años en noviembre, asumirá a partir de mañana el madrinazgo de la gaiata de los estandartes granates, la del arrabal capuchino, la de la glorieta de San Roque.

Para esta Sagitario con «carácter», ser madrina es «ilusión y encanto». Y disfrutar plenamente con familia y amigos de cada una de las vivencias que forman parte de su año con la banda de gaiatera en el pecho.

Y si bien es su primera experiencia en el mundo de las gaiatas, pese a ser de Benicàssim --localidad de la que fue reina de las fiestas patronales de Sant Antoni y Santo Tomás de Villanueva en 2015--, sus recuerdos más recientes están vinculados a la Magdalena con sucesivas participaciones en la cabalgata del Pregó y en la ofrenda de flores a la Mare también de Déu del Lledó.

PASEO A LLEDÓ // Y es precisamente el precioso paseo hacia el antiguo santuario mariano de la huerta, en el último sábado de fiestas de la capital, su acto favorito de la semana grande. Así lo detalla entre un manojo de nervios y el deseo de vivir la inmensa felicidad de su proclamación como máxima representante de Forn del Pla, en los días previos a ese momento en el que recibirá de manos del flamante presidente de la gaiata el símbolo acreditativo de su madrinazgo.

Está convencida plenamente que la verdadera forma de vivir las fiestas de la Magdalena es hacerlo «desde dentro de una gaiata». «Muchos castellonenses, especialmente jóvenes, desconocen que el verdadero sentido de las fiestas de la Magdalena son las gaiatas», sentencia Estela, que quiere compartir con toda la ciudad ese extraordinario regalo que supone para ella ostentar el título de madrina de uno de los sectores más genuinamente castelloneros, el del Raval de Sant Fèlix, donde la tradición se consagra como estado vital en el permanente compromiso con el tercer domingo de Cuaresma y su noche de gaiatas. H