Un hombre entra al escenario, vacío. Llama a alguien: ‘¿Antonio?, ¿Antonio?’. Antonio no está. Se va, dejando una silla con una carpeta encima. Por uno de los accesos al patio de butacas llega un hombre más. Y poco después vuelve a entrar el primero, siendo una persona distinta, ahora es una mujer. Son de repente otro, u otra, y durante el breve instante de la metamorfosis -apenas con un par de pasos, cogiendo un trapo o encasquetándose una gorra- parecen desaparecer, ser nadie...