España fue uno de los países más afectados por la crisis económica europea en 2008. Debido a una combinación tóxica de miles de millones de euros en préstamos incobrables en manos de los bancos españoles y una burbuja inmobiliaria que estalló de manera espectacular en 2007, la economía española se enfrenta ahora múltiples desafíos simultáneos que está luchando para enfrentar dentro de las restricciones monetarias de la zona euro. Se estima que 1,2 millones de casas vacías, construidas en una vertiginosa prisa por los desarrolladores para aprovechar al máximo los préstamos baratos y la regulación gubernamental favorable, ensucian el paisaje. Los estadios de fútbol, las estaciones de tren y los aeropuertos están abandonados o a medio terminar y ciudades enteras, planificadas y a medio construir, están siendo ocupadas o robadas para obtener materias primas.