Basado en la tetralogía de las novelas de Torquemada de Benito Pérez Galdós

"En el teatro y en la novela, Benito Pérez Galdós siempre buscaba la verdad, la autenticidad. Fue un renovador de la obsoleta y decadente escena española de finales del siglo XIX y principios del XX. Y estaba en contacto con todas las corrientes europeas, representadas por figuras como Ibsen, Strindberg, Wilde, Shaw, Antoine, Jarry, Pirandello, Chejov y Stanislavski, por supuesto. Su realidad está más cerca de la nuestra de lo que podría parecer a simple vista.

Se ha dicho que Benito Pérez Galdós se pasó la vida entera revisando la historia de España. Me atrevería a decir que tampoco quiso ser ajeno a la historia de Europa. El autor canario era un europeísta convencido. Ya va siendo hora de situar a nuestro autor en la órbita europea. Y con el relieve internacional que se merece. Galdós vive el lento ocaso de un mundo antiguo, tiempos convulsos a nivel político y social. El dinero, la fortuna, son los nuevos dioses finiseculares; los usureros, los cambistas, los banqueros; la nueva jerarquía eclesiástica. Y Galdós tiene la necesidad de dar vida a su Torquemada en ese momento histórico. En Europa, los Balzac, los Zola, los Tolstoi, los Dickens, los Dostoievski hablan también del dinero y sus acólitos, de los avaros, de los usureros... también de los abusos políticos y de los cambios sociales.

Juan Carlos Pérez de la Fuente

La obra lleva a escena la tetralogía de las novelas de Torquemada (1889-1895): Torquemada en la hoguera, Torquemada en la cruz, Torquemada en el purgatorio y Torquemada y San Pedro.

Cuenta lo que podríamos definir como la Ascensión y Caída de Francisco Torquemada, miserable usurero de barrio que presume (aunque nunca le creamos) de descender del célebre inquisidor y a quien una serie de imprevistos acontecimientos convierte primero en empresario respetable, luego en senador, y más tarde en marqués, para finalmente verse obligado a cuestionar el sentido de toda su escalada social al encontrarse cara a cara con la enfermedad y la muerte.

Estamos en pleno siglo XXI, aún bajo los efectos de la gran crisis y en el epicentro de una pandemia. No hay momento más propicio para degustar a Galdós. La crítica siempre ha dicho que la crisis era económica, pero también de valores. Y ahí aparece con todas sus potencias Galdós y su Torquemada.