Uno de los mejores establecimientos de Castellón para comer unos buenos churros, según los lectores de Mediterráneo, es la Churrería Sierra de Cazorla. ¿Qué le hace tan apreciada por sus clientes? La propietaria, María del Mar, contesta lo siguiente: “Las reseñas destacan la calidad, amabilidad y el buen precio. Nos ha subido todo, desde la harina a la leche, pasando por el butano, la Seguridad Social de las empleadas, y hasta nos han dado menos tiempo para pagar la terraza que antes, pero el chocolate con churros para dos personas cuesta lo mismo: 6,20 euros; no lo hemos subido y no tenemos pensado hacerlo”.

María del Mar, que pertenece a la sexta generación de churreros de su familia, lleva la amabilidad por bandera. KMY ROS

María del Mar, que atiende con una imborrable sonrisa detrás de la barra del local mientras su marido Joaquín prepara los churros en la freidora, prosigue con su alegato de la siguiente manera: “No queremos ser millonarios. Nos conformamos con que la gente siga viniendo”. Y lo cierto es que siguen yendo. Quien prueba, repite. Solo hay que ver las colas que se forman cada fin de semana en la puerta: “Hay veces que esperan más de una hora. Los días de lluvia o frío se nos parte el alma de verles ahí fuera”.

La Churrería Sierra de Cazorla cuenta además con clientes que llegan desde muchos puntos de la provincia: “Vienen hasta de Onda, Vila-real, Orpesa, Almassora… tenemos uno que viene todos los días desde el Grau”. ¿Y qué les motiva a coger el coche y plantarse en Castelló para comerse unos churros con chocolate? “La clave”, afirma Joaquín, “está en la calidad de los ingredientes y en el aceite, que cambiamos mínimo dos veces a la semana para que los churros no repitan y no pringuen”. “A la gente le llama la atención que a pesar de ser un sitio cerrado y hacer churros, no huele a aceite. Eso es por todo lo que lo cambiamos”, apostilla María del Mar, que pertenece a la sexta generación de churreros.

Los padres de la propietaria fueron los que fundaron este establecimiento en unas fiestas de la Magdalena hace ahora 25 años. “Vivían en Cazorla (Jaén) y tenían una churrería portátil, pero vinieron a Castellón y decidieron quedarse. Al principio la gente era un poco reacia porque no hay tan tradición como en Andalucía, pero ahora ya somos muy conocidos y notamos el cariño de nuestra clientela”, confirma María del Mar, que dejó su estable empleo de Mercadona –donde trabajó 23 años-, para tomar las riendas del negocio junto a su marido tras la jubilación de sus padres.

Los churros y el chocolate que preparan Joaquín y María del Mar, una apuesta segura. KMY ROS

A vueltas con el azúcar

Sobre los ingredientes de los churros, Joaquín confirma que la masa se compone de “harina, levadura, agua y sal. Le echamos azúcar por encima una vez hechos si lo pide el cliente, aunque por nosotros no le pondríamos porque el churro tradicionalmente es salado y por eso combina tan bien con el chocolate, que es dulce”. Llama la atención también en esta churrería el tamaño de los churros: “Solo hacemos este, que es un poco más gordo que el churro de lazo pequeño de las ferias y más pequeño que el mazacote que son las porras”.

Joaquín pide, eso sí, a los amantes de los churros “que no los calienten en el microondas, sino en el horno o en la freidora de aire”, y asegura que muchos de sus clientes “se llevan bolsas grandes y después los congelan”. 

El horario de la churrería, que ver reforzada su plantilla con dos trabajadoras más los fines de semana para cubrir el notable incremento de la demanda, es de 8.00 a 12.30 y de 17.00 a 21.00, cerrando los miércoles y abriendo los fines de semana y festivos de 7.30 a 13.00 y de 17.00 a 21.00 horas. ¿Y qué hace una churrería en verano? “Cerramos un mes y también servimos horchata y granizados. Al margen de los churros, que son la estrella de la carta, destacan también las tostadas, cruasanes y demás productos para desayunar, almorzar o merendar. Los jueves por la tarde también hacemos tapas calientes que tienen mucho éxito”. ¿Y en Magdalena? “Si hace frío la semana es muy buena, pero si hace calor es flojísima porque en este barrio no ponen nada y la gente no viene aposta”.  

El matrimonio, en la fachada del local elegido por cientos de usuarios como el mejor de la ciudad de Castelló. KMY ROS

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