El regreso de 'Grand Prix' está siendo el gran éxito televisivo del verano. Aunque el concurso presentado por Ramón García mantiene el espíritu de antaño, con los representantes de los pueblos de España enfrentándose a retos físicos, ha incorporado también cambios. Algunos voluntarios, como nuevas pruebas y fichajes como Wilbur, Cristinini y Michelle Calvó, pero otros impuestos por la legislación actual. Es el caso de la vaquilla. La nueva Ley de Protección Animal prohíbe la presencia de animales vivos en programas de televisión, así que estaba claro que había que prescindir de ella. Se ha sustituido por alguien disfrazado del animal en cuestión, una persona que sabe mucho de este tipo de trabajos. ¿El motivo? Lleva siete años ejerciendo como el delfín Ramiro, la mascota del equipo de baloncesto del Estudiantes.

Dentro de ambos disfraces se esconde Miguel del Pozo, un madrileño de 41 años amante del deporte. Especialmente del atletismo (es campeón del mundo Master en 5.000 metros) y del baloncesto, que practicaba de pequeño. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, aunque a día de hoy trabaja como mozo de almacén en una fábrica "por horarios y estabilidad", le ficharon para el 'Grand Prix' porque el productor del concurso de TVE-1, que es también entrenador del Canoe femenino, le conocía por los partidos del Estudiantes. "Tampoco hay tanta oferta de mascotas", bromea Del Pozo.

No dudó ni un segundo en aceptar la propuesta, como gran fan del programa. "De niño me encantaba y la pena que tenía es que yo no podría participar, porque al ser de Madrid, no tengo pueblo", rememora este joven que descubrió su pasión por el deporte a raíz de los Juegos Olímpicos de Barcelona, cuando se quedó "impactado" por su mascota, el perrito Cobi. Entonces no podía ni imaginar que, décadas después, él sería la mascota del concurso más famoso del verano en la tele española.

"Ni siquiera siento que estoy trabajando"

El único miedo que tuvo fue porque "la vaquilla de antes se empotraba contra los concursantes de los pueblos, que solían estar bien fuertes". "Con lo delgado que estoy y el cuerpo que tengo [pesa 62 kilos], pensé que dónde me iba a meter", confiesa. Esa inquietud se disipó cuando le explicaron que su papel no sería el mismo que entonces. "Nunca me he visto tan capacitado para un trabajo. Ni siquiera siento que estoy trabajando", afirma.

Por su experiencia como mascota del Estudiantes, está acostumbrado a pasar largas horas debajo de un disfraz. "Te entrenas y te acostumbras. Quizá los primeros minutos son los más duros, como cuando entras en una sauna", considera. La ventaja del 'Grand Prix' respecto al baloncesto es que en televisión no tiene que estar caracterizado tanto tiempo como en el WiZink Center, el estadio del equipo madrileño.

Las pruebas del 'Grand Prix'

"Allí son dos horas o dos horas y media y aquí, entre juego y juego, te bajas el disfraz y te tomas una botella de agua". Eso sí, en la cancha siempre se ha movido a su aire, mientras que en la pequeña pantalla todo está muy marcado: "Hay que seguir unos tiempos, unos guiones, no pisar a los demás en los planos...", enumera.

Su personaje, la vaquilla, no aparece en todas las pruebas del programa. Solo cuando los alcaldes la reclaman para que entorpezca a sus competidores. Pero hay algunos juegos en los que su presencia resulta más efectiva que otra. "En algunas pruebas, si quiero molestar, puedo molestar muchísimo. En otras, sin embargo, quiero dar con todas mis fuerzas y es más difícil, y eso es un poco frustrante. Por suerte, según avanzan los programas, los equipos van sabiendo mejor cómo elegir los comodines", señala.

Él tiene claro cuándo haría salir a la vaquilla (sin contar las pruebas que todavía no se han visto en pantalla): "En 'Baloncesto en pañales' y 'Alicia en el país de las caidillas'. En cambio, en 'Jurassic Prix' les doy con el bate y, si son fuertes, no sirve de nada a no ser que lleguen ya muertos".

La polémica del pelotazo

En la primera de estas pruebas fue donde sufrió la semana pasada un pelotazo por parte de un concursante. Pero él le quita hierro a la polémica. "Fue un detalle, no lo considero una mala reacción", subraya.

Lo que le cuesta más entender son las críticas que han tenido algunos compañeros del 'show'. "Este programa es para todos los públicos, pero no significa que todo te tenga que gustar a ti. Es como si vas a un bufet y no te gustan las ensaladas. Tienes otras cosas", pone como metáfora.

"A los niños les flipa Wilbur, Cristinini es un referente para los adolescentes... Ella ha triunfado en las redes, donde te enfrentas a un examen continuo con los seguidores y los 'likes. Incluso ha bajado su caché porque quería estar en el 'Grand Prix'", justifica. "Lo bonito de este programa es que la gente que caemos aquí no es porque es lo que hay, sino porque nos gusta. Es el sitio donde queríamos estar", concluye.