La Comunitat ha recibido un nuevo varapalo por parte del Gobierno socialista de Sánchez. La ministra Montero ha reconocido que no hay nuevo modelo de financiación previsto, y que el ansiado cambio de la ley socialista de financiación del 2009 deberá seguir esperando. Ante ese duro golpe, los valencianos nos encontramos con un president Puig, que calla, claudica y se convierte en una mera comparsa de Sánchez.

El nuevo retraso en el cambio de modelo de financiación, como es lógico, supone para los cinco millones de valencianos un nuevo retroceso en la necesaria equiparación con el resto de los españoles. Con un gobierno socialista en España, los valencianos siempre acaban castigados y a la cola.

El president Puig debe defender con orgullo y convicción, con pasión y con la dignidad que se espera de un presidente de la Generalitat valenciana, los intereses de los valencianos. No puede seguir un segundo más sumiso a los dictados de Sánchez y mercadeando con los intereses de los valencianos por cuotas de poder o tacticismo electoral. Es hora de que Puig ejerza de aquello por lo que cobra a final de mes y se rebele contra Sánchez de una vez por todas. La falta de cambio de modelo de financiación, desde que gobierna Sánchez en España ha supuesto para los valencianos más de 5.000 millones presupuestados y que no han llegado.

Las continuas promesas de cambio de modelo, y comprometer ese cambio, por parte de Puig, como el eje fundamental de su política, convierten en un fracaso ya en su primera investidura y también en la actual. Mientras los socialistas no han nada por cambiar la financiación, resulta sorprendente apelar a la infrafinanciación para subir los impuestos en 3.300 millones, como ha hecho Puig, o endeudar a los valencianos en más de 10.000 millones en los últimos años. Lo cierto es que mientras Puig consiente la mala financiación de la Comunitat Valenciana, se despide 3.000 sanitarios, las listas de espera en dependencia crecen, la renta garantizada es un fracaso, las listas de espera sanitarias no desciendan, o las ayudas a los autónomos sigan esperando. Pero, sin embargo, los altos cargos del Consell aumentan, las empresas públicas crecen en número y presupuesto y los asesores se encuentran en cifra de récord al igual que el número de conseller. Con Puig hay mala financiación, pero más cargos políticos que nunca. Paradojas de la vida.

Ante el inmovilismo y la parálisis, que el gobierno de Puig nos ofrece en materia de financiación autonómica, es hora de actuar, y de hacerlo donde las instituciones lo deben hacer. Es necesario la convocatoria urgente de un Consejo de Política Fiscal y Financiera donde el gobierno de Sánchez presente su propuesta. Las comunidades autónomas, entre ellas la valenciana, presentó ya en el año 2018 la suya, y desde la moción de censura de Sánchez a Rajoy en 2018, nada se ha vuelto a saber de ello.

Es la hora de liderar, ya por necesidad, el cambio en la financiación autonómica. Andalucía y Murcia están dispuestas a dar ese paso, y Puig debería presionar a Sánchez en defensa de los legítimos intereses de los valencianos. No caben nuevos fracasos de Puig, ni anteponer ideologías a los intereses de 5 millones de valencianos. Si Puig no lo hace, habrá fracasado por segunda vez y su derrota será la derrota de toda la Comunitat Valenciana.

Diputado del PPCV en Les Corts