AL CONTRATAQUE

Anda jaleo y el galeno

Se divisa mucho polvo que oculta la realidad en esta interminable campaña electoral

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Miren ustedes, vecinos con derecho a voto de las comarcas de Castelló, al jubilado, viejo decrépito y escribidor calvo que firma estos renglones, a ese le encantan la copla, el cuplé y el tango hispanos a una y otra orilla del Atlántico. En sus años mozos leyó con atención la Crónica Sentimental de España, de Manuel Vázquez Montalbán, y se quedó para siempre enganchado al cante. Le prendó, ya hace 50 años, la voz de la hispanoargentina Encarnación López Júlver, La Argentinita, quien en 1931 deleitaba al público, acompañada al piano por Federico García Lorca, con aquello de Anda jaleo, jaleo; una canción popular, cuya primera estrofa reza: Yo me subí a un pino verde/ por ver si la divisaba/ y solo divisé el polvo/ del coche que la llevaba. Electores y amigos del Riu Sec, junto a nuestro cauce seco resulta dificultoso subirse a un pino, pero, entre los carrizos del humedal de La Plana, se divisa mucho polvo que oculta la realidad en lo que está siendo esta interminable campaña electoral.

Y el polvo es una imagen moderada de la atmósfera política, porque por estas comarcas norteñas del País Valenciano la moderación privó casi siempre sobre la agresividad. Otros son más contundentes y veraces cuando describen esa atmósfera política en toda España, con especial referencia a la derecha extrema y la extrema derecha en los madriles. El excelente escritor y novelista Antonio Muñoz Molina denomina mentira, manipulación, vileza, medios de comunicación sin escrúpulos, sucias redes sociales, actuaciones sin pudor ni vergüenza… a aquello que en nuestra huerta y secano venimos a bautizar como polvo. Como polvo era también la demagogia populista, teatral y torticera, hace unos años, en el Podemos del televisivo Pablo Iglesias, no el abuelo Pablo Iglesias; demagogia que lentamente va desapareciendo; demagogia izquierdista que dejó al descubierto --hace siete u ocho años y en este mismo periódico-- el político e historiador Vicent Sales i Mateu, de forma sólida y argumentada, que halaga la mente de cualquier demócrata.

La proximidad

Frente al polvo que dificulta la visión de la realidad electoral que se nos acerca, el vecindario del Riu Sec posee una ventaja: la proximidad. Y en la proximidad de nuestro cauce seco se distingue el candidato o la candidata para todo --Corts Valencianes, alcaldías, Cortes Generales, senadores territoriales, que a lo peor no sirve para nada ni diestra ni a siniestra--, o se distinguen los candidatos ultras de las grandes palabras, aunque vacías. Así que, sin pedir el voto para nadie y después de halagar mis oídos con los sones de La Argentinita, uno votará a candidatos castellonenses de partidos diferentes, cuando deposite su voto en la urna para el Senado, porque las listas para el Senado no están bloqueadas. Y para el Congreso, con listas lamentablemente bloqueadas, dedicará solamente un voto al candidato que no tiene los tintes de político profesional al uso: a ese muchachote que se aproxima a los 40 y trabajó hasta la fecha cuatro años en el centre de salut de Rafalafena; que luego atendió pacientes por donde el Castillo de Villamalefa, por donde Ludiente, por la Giraba de Arriba y la Giraba de Abajo, por Tírig, por la geografía rural, seca y despoblada valenciana y castellonense; el zagal, de apariencia muy moderna, afirma que un médico no solo ha de curar y recetar, sino también gestionar una problemática humana concreta.

Un trabajador en la Sanidad Valenciana que desconocía, hasta hace unos días, que La Argentinita fue amante del torero Ignacio Sánchez Mejías, también amigo de Lorca; que La Argentinita, como Don Manuel de Falla, se autoexiliaron tras la incivil contienda del 36, porque estaban hartos de confrontaciones fratricidas.

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