A fondo

El pacto de la vergüenza

Sánchez está más interesado en seguir en el poder que en defender la unidad de España

Susana Marqués

Susana Marqués

Estamos viendo como el Gobierno en funciones cumplimenta las últimas páginas de la agenda oculta de un Pedro Sánchez, más interesado en mantenerse en el poder que en defender la unidad de España y la igualdad de todos los españoles. Una tarea en la que no está solo, pues le acompaña la presidenta de la Mesa del Congreso, Sra. Armengol, quién continúa sin fijar la fecha para el pleno de investidura.

Muchos somos los que nos preguntamos en qué más puede estar cediendo Sánchez para estar dilatando todo este proceso alargando los plazos de una investidura, pues desde el 23 de julio que perdió las elecciones tiene paralizada la actividad parlamentaria de la Cámara Baja, que quedó constituida el pasado 17 de agosto y que podría estar perfectamente en funcionamiento, tramitando iniciativas y sometiendo al Gobierno en funciones al control del poder legislativo, evitándose así la parálisis de esta necesaria institución.

A no ser que volver a la actividad parlamentaria supone controles de fiscalización y no quiera, con ello, correr el riesgo de soliviantar a alguno de sus socios de gobierno antes del pleno de investidura. Prefiere que el país vaya al ralentí a enfrentarse, no solo al control parlamentario de la mayoría de grupos, si no a tener que explicar en sus propias filas cuán está dispuesto a ceder con tal de continuar en la poltrona.

Eludir su trabajo y responsabilidad hace que, cada día que pasa, quien más pierda sea la ciudadanía, provocando la dilación del trámite de leyes tan importantes y urgentes como la que aprobamos a iniciativa de Partido Popular el pasado martes en el pleno del Senado con importantes ayudas para los enfermos de la ELA.

Pero en vez de ponerse a trabajar en políticas útiles, el presidente del Gobierno en funciones prefiere dedicar sus horas a ver cómo cuadra con sus futuros socios de gobierno lo de romper la igualdad soberana que reconoce nuestra Constitución, sembrando divisiones artificiales entre los ciudadanos de los diferentes territorios y pensando cómo aprobar una hipotética amnistía, que no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico.

Conscientes de que nos ha costado mucho estrechar los lazos que hoy quieren romper, son capaces de insultar la inteligencia de la mayoría de los ciudadanos que creemos que la unidad de España no puede convertirse en moneda de cambio para ninguna ambición personal, pretendiendo levantar fronteras entre territorios en lugar de tender puentes en un país como el nuestro, diverso, con lenguas y matices que nos hacen tan ricos en cultura, cómo únicos y en el que todos debemos ser iguales ante la ley.

Un ordenamiento jurídico que emana de una Constitución que no reconoce una eventual amnistía, principal moneda de cambio en las actuales negociaciones y, en cuyo capítulo del que ya podemos denominar como pacto de la vergüenza se escriben turbias líneas con las que se pretende conceder privilegios a los delincuentes huidos y pendientes de juicio.

En la comisión de CCAA celebrada el pasado jueves, los presidentes autonómicos asistentes pudieron expresarse libremente en la Cámara de representación territorial. Todos, salvo los de las comunidades gobernadas por el partido socialista quienes, más preocupados de no salirse del guion no quisieron comparecer, no vaya a ser que digan algo que dificulte las oscuras negociaciones de su líder y después, les vayan a menospreciar como al expresidente González o expulsar, como al Sr. Redondo y es que este PSOE ya no tiene líneas rojas y a quién molesta, sus propios compañeros lo eliminan tal cual kleenex usado. Así lo hemos visto con el ya exportavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Benicàssim.

Somos muchos los que estamos indignados ante el mercadeo con España y el sectarismo que últimamente se practica con la complacencia de independentistas y nacionalistas como Compromís. Tal como pudimos ver en el debate territorial, así que volveremos a salir a la calle para decir No a sus pretensiones y a exigir la defensa de la dignidad, la libertad y la igualdad de todos los españoles.

Alcaldesa de Benicàssim y senadora

Suscríbete para seguir leyendo