Hace cuatro décadas nacía en Vila-real la imprenta Madova. Un negocio que ha sido un referente, especialmente en lo relacionado con la impresión de programas y cartelería festiva.

Y ahora, 40 años después, la pandemia originada por el covid-19, así como las restricciones dictadas por las autoridades para contener los contagios, han dado con el traste de una larga historia de esfuerzos y trabajo, por cuanto la mayor parte de los encargos que se realizaban a este negocio vila-realense estaban relacionados con los festejos populares, incluidos los taurinos.

Unos festejos que, con toda probabilidad, no recuperarán buena parte de su contenido hasta el próximo año. Es demasiado tiempo para seguir aguantando con los ingresos en rojo. «Ha bajado mucho la faena, pero los gastos y los pagos tienen que afrontarse cada mes y, tras un año bajo mínimos, hemos decidido cerrar las puertas», explica Valentín Nostrort (hijo), el gerente del negocio familiar.

Su padre, también Valentín, fue quien fundó la empresa junto a su mujer, María Dolores Cebrián. Juntos hicieron frente a unos inicios duros, basados en la creciente demanda de encuadernadores (en aquellos tiempos se vivió un boom de publicaciones por fascículos) y también en la tarjetería, «en especial cuando salieron los primeros móviles». «Es una pena, pero no hay más salida que cerrar», lamentan. 

Pasar el testigo

Valentín Nostrort (hijo), cogió años atrás el relevo generacional de la imprenta Madova de Vila-real, que fundaron sus padres Valentín y María Dolores. JOSEP CARDA

Atrás quedan muchos recuerdos en esta pareja de emprendedores que, posteriormente, pasaron el testigo a su hijo Valentín, quien ha llevado la imprenta en los últimos años. Pese a que la ilusión y las ganas de trabajar en "algo a lo que me he dedicado toda la vida", la caída del trabajo y, como consecuencia, de la facturación, hace inviable mantener el negocio, máxime cuando las expectativas de que el mundo de la fiesta se recupere no se vislumbran a corto plazo. Y es que esta imprenta vila-realense ha basado buena parte de su dedicación al sector festero, con la edición de programas de festejos o de cartelería de diferentes actos, especialmente los taurinos.

"Hemos trabajado muchos año para municipios de la provincia y de la Comunitat e, incluso, de otras partes de España", cuenta a Mediterráneo Valentín padre desde su retiro en la localidad de Veo. "La pandemia ha hecho mucho daño a los pequeños negocios", lamenta.

"El sector de la impresión ha cambiado mucho. En nuestros inicios no existía el correo electrónico y solo se manejada el ordinario, el de toda la vida; y con el surgir e la telefonía móvil hicimos barbaridad de tarjetas de presentación", añade.

Ahora, y con resignación, esta familia vila-realense decide bajar la persiana. Y lo hace con orgullo y con la mirada positiva de quien apuesta por que el futuro sea más prometedor.