Dicen, ya desde antiguo, que la música amansa a las fieras y ejerce un efecto sanador sobre todos los seres vivos del planeta. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha generado un destacado debate por la reducción de horas de enseñanza en esta materia en las enseñanzas medias. Y es que, como ya ocurrió con la filosofía, no parece que las artes del pensamiento y del ritmo musical sean necesarias para los gobernantes, independientemente de cuál sea su signo político.
Sin embargo, en Vila-real sí que se apuesta desde los centros educativos por que los escolares aprecien, entiendan y amen la música. Y esos son algunos delos objetivos del concierto didáctico con el que unos 400 alumnos de nueve colegios vila-realenses dejaron las aulas por una mañana y se trasladaron a la plaza Major para, en base a varias canciones, aprender sobre los ritmos y sobre los instrumentos que se utilizan. Y fruto de ese trabajo son iniciativas como Vila-real Talent, en la que se resume el talento artístico de los vila-realenses.
Seminario de Maestros de Música
La iniciativa parte del Seminario de Maestros de Música de Vila-real, en el que se integran los profesores de esta materia de los colegios Concepción Arenal, Angelina Abad, Escultor Ortells, Bisbe Pont, José Soriano, Pío XII, Pascual Nácher, Botànic Calduch y el de Educación Especial de la Panderola.
Ellos fueron ayer los encargados de interpretar varias piezas musicales, como Qualsevol nit pot eixir el sol, de Jaume Sisa; Mirall de Pau, de Donant la Nota; Alegria, de El Diluvi; y La Flama, de Obrint Pas. Tras cada canción, los propios maestros repasaban, ante la mirada atenta de los escolares y con su total complicidad y participación, los instrumentos que se utilizaron y entre los que no faltaron algunos tan tradicionales como el guitarró valenciano, el acordeón, el violín, la guitarra o el cajón flamenco. E incluso otros tan lejanos como el ukelele, propio de Hawai.
Juan Navarro, Sergi Andreu, Nadia Alegre, Miquel Gallén, José Vicente Broch, Mercé Rufino, David Cubedo, Fran Ruíz, An Pitarch y Santi Campos son los nombres de los artífices de una experiencia que, con la participación activa de unos 400 escolares de la ciudad, busca trasladar las aulas de música a un espacio abierto, lo que agradecen los alumnos con sus respuestas a las preguntas que se les formulan o siguiendo con sus manos y voces las canciones que se interpretan.
Una actividad que no pasó desapercibida para decenas de vecinos que no dudaron en pararse y disfrutar del espectáculo.
