REGRESA EL AROMA A BRASA TRAS LAS FIESTAS PATRONALES

La Xulla vuelve dos semanas después a Vila-real con las fiestas de los barrios

Lluïsos, el Hospital,  el Roser o la Soledat cenan en hermandad en torno a la carne asada

El olor a brasa, ese sintomático olor que cualquier vecino asocia a fiesta y hermandad en Vila-real, volvió este lunes por la noche a inundar las calles de la ciudad dos semanas después. Si el pasado día 4 de septiembre fue con motivo de las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu de Gràcia, la Nit de Xulla regresó anoche en aquellos barrios que esta semana están inmersos en sus respectivas fiestas.

Así lo hicieron Lluïsos, el Hospital, el Roser o la Soledat. Distintos rincones urbanos en los que vecinos, amigos, peñistas y familias compartieron mesa y mantel con una convicción común, como es que juntarse en torno a las hogueras y la carne asada siempre es plato de buen gusto. Y si es con buena compañía y con un tono distendido y relajado, más aún.

Cada barrio o entidad hizo lo propio en su respectivo emplazamiento. Lluïsos organizó una de las Xullas más simbólicas y especiales de su historia al cumplirse este año el 150º aniversario de la arraigada congregación. Antes de la cena en su casa social, la asociación impulsó una fiesta infantil en la plaza Mossèn Ballester y el tradicional concurs de allioli.

Lluïsos celebró el tradicional ágape en su casa social, como de costumbre.

Lluïsos celebró el tradicional ágape en su casa social, como de costumbre. / Gabriel Utiel

De forma homóloga, en el barrio del Hospital, la misa por los difuntos abrió ayer una agenda de actos que también incluyó una tarde infantil con hinchables para los más pequeños y otro concurso de allioli. Una charanga animó el ambiente antes de la Xulla.

En el barrio del Hospital demostraron una Nit de la Xulla más su sapiencia culinaria con las ‘graelles’ como protagonistas.

En el barrio del Hospital demostraron una Nit de la Xulla más su sapiencia culinaria con las ‘graelles’ como protagonistas. / Gabriel Utiel

Los vecinos del Roser cenaron en armonía en la calle de la Mare de Déu del Roser.

En el barrio del Roser tampoco pasaron hambre con una suculenta ‘torrà’.

En el barrio del Roser tampoco pasaron hambre con una suculenta ‘torrà’. / Gabriel Utiel

Mientras, los habitantes del barrio la Soledat se reunieron en torno a la carne en una concurrida calle Assumpció. 

El olor a brasa no faltó en el barrio de la Soledat, donde el torrador juntó a vecinos y amigos antes de sentarse a la mesa.

El olor a brasa no faltó en el barrio de la Soledat, donde el torrador juntó a vecinos y amigos antes de sentarse a la mesa. / Gabriel Utiel