Primera División

La crónica del Granada-Villarreal | Pacheta obtiene recompensa a su valentía en un final agónico (2-3)

El Submarino, con cinco novedades y con Sorloth y Gerard letales, ve peligrar un 0-3 y tiene a Jörgensen como salvador en el descuento

Los jugadores del Villarreal celebran uno de los goles en Granada.

Los jugadores del Villarreal celebran uno de los goles en Granada. / EFE / Miguel Ángel Molina

Ismael Mateu

Ismael Mateu

La valentía, la fe en el trabajo y la creencia en sus futbolistas tuvo su recompensa. Pacheta logró este lunes la victoria que tanto reclamaba y tanto se le resistía. No sin sufrimiento, como corresponde a un momento así, con tramos brillantes y otros nefastos, el Villarreal CF rompió su mala dinámica en Los Cármenes, logrando un triunfo por 2-3 tras haber desperdiciado un 0-3, con recital de Sorloth y Gerard, pero que vio cómo tuvo que ser Jörgensen, sacando dos mano a mano, el que conservara la victoria ante el Granada en un final agónico.

La papeleta era complicada tanto para el Submarino como para Pacheta. La necesidad de los puntos y las malas sensaciones de las últimas jornadas se habían traducido en falta de confianza en los futbolistas. El técnico del conjunto groguet tenía claro que tenía que darle una vuelta al equipo, y arriesgó.

Cambio de sistema

El entrenador burgalés cambió el sistema, dejando atrás los tres centrales y los cinco defensas para recuperar el 4-2-3-1 en el que Gerard ejerció de mediapunta con libertad de movimientos. El míster realizó cinco modificaciones con respecto al once que igualó la pasada jornada con el Alavés en casa, apostando por dos jugadores del filial como Adrià Altimira e Ilias Akhomach, que ocuparon la banda derecha, con Alberto Moreno por la izquierda en la zaga junto a Gabbia en el eje, así como el reaparecido, tras sus dos partidos de sanción, Álex Baena.

Adrià Altimira celebra un gol del Villarreal.

Adrià Altimira celebra un gol del Villarreal. / EFE / Miguel Ángel Molina

Inicio demoledor

Los cambios dieron sus frutos, ya que el inicio del Submarino fue demoledor. Tras un comienzo en el que el Granada realizó dos remates con poco peligro de Bryan Zaragoza y Antonio Puertas, el conjunto amarillo torpedeó la línea de flotación nazarí: tres zarpazos, tres golazos.

La dupla Gerard-Sorloth se erigió en el martillo pilón del Villarreal. El 0-1, en el minuto 17, llegó tras un jugadón por la derecha del noruego que remachó a la red el barcelonés. Tres minutos después, el vikingo groguet era objeto de un claro penalti por parte del meta local André Ferreira, tras jugada de Altimira y Baena, que Gerard no perdonó, haciendo el 0-2. Y en el 27’ era Sorloth que, emulando su tanto ante el Rennes, se sacaba un latigazo de la manga con su zurda desde la frontal para hacer un golazo que enmudeció a la grada de Los Cármenes. ¡Brutal: 0-3, esto es todo amigos!

Reacción nazarí

Eso mismo era lo que pensaban los seguidores andaluces, que comenzaron a pitar al conjunto de Paco López. Pero la fragilidad emocional de este Villarreal es tan débil que al Granada tan solo le hizo falta un arreón, un minuto después, para volver a hacer tambalear la autoestima amarilla.

Ricard Sánchez, el lateral derecho nazarí, se sacó un latigazo a lo Sorloth, algo más escorado, para anotar el 1-3 y hacer creer tanto a sus compañeros como a sus incondicionales. Unos seguidores que explotaban júbilo cuando Uzuni establecía el 2-3 en una acción que arrancó por la derecha del ataque local y que Baena no continuó tras la pérdida del esférico groguet.

En solo seis minutos, del 27 al 33, el Granada se había vuelto a meter en el partido. El encuentro comenzaba de nuevo.

Y suerte tuvo el Submarino de que al descanso se llegó 2-3, porque los nervios comenzaron a florecer en los futbolistas amarillos y cada aproximación local olía a gol. De hecho, Jörgensen evitó el empate antes del descanso.

Sin Sorloth y el pique de Baena

El segundo acto no podía comenzar peor. Sorloth, por unos problemas musculares, no pudo ni saltar al campo, entrando el canterano Carlos Romero para jugar con doble lateral en la izquierda. A su vez, Álex Baena, que parece que no ha aprendido, se ganó la amarilla y comenzó a ponerse nervioso, siendo reemplazado por Pacheta en el 58, haciendo notorio su enfado al ser cambiado por Morales.

Faltaba media hora y el Villarreal no encontraba espacios para atacar y tuvo que soportar la presión y el aluvión de llegadas del Granada, siendo Jörgensen de nuevo el salvador a un mano a mano con Bryan Zaragoza y, en el descuento, poniendo un pie milagroso ante Diedhiou.

Pacheta obtiene premio a su valentía en un partido de infarto... y el Villarreal respira.

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