Vuelta a España 2023

Kaden Groves vence en un accidentado final en Burriana en una etapa que recorre la provincia

Kaden Groves vuelve a ganar el esprint de la carrera antes de que todas las figuras pasen a la acción en la subida al observatorio de Javalambre.

Sergi López-Egea

La Vuelta se va este jueves de parranda en los picos de Teruel para que los escaladores apuntados a la carrera demuestren que no estaban muertos, sólo escondidos en estas dos etapas (Tarragona y Borriana) en la que todos se han tomado un respiro tras la lluvia de Barcelona y el frío andorrano. Es imposible mantenerse erguidos durante 21 días de competición y es necesario jornadas en las que se va a rueda, se habla con los compañeros y todos ponen las orejas tiesas en los últimos kilómetros, con rotondas y con caídas que, por desgracia, siempre asoman en la fase final cuando todos van lanzados, cuando ya no han amigos y cuando gana Kaden Groves. Dos esprints y dos victorias y como haya alguno más, hagan apuestas, pongan su nombre y acertarán.

En Teruel hay montañas, hay vida, jamones y un observatorio astrofísico, llamado Javalambre o Pico del Buitre, según se prefiera, adonde este jueves llega la Vuelta. Y, ojo, lo hace a casi 2.000 metros de altitud. Es decir; no es un día para bromas, ni para tomárselo de parranda, sino para esforzarse al máximo, superar los casi 11 kilómetros de subida, porque alguno atacará y porque seguramente la clasificación general de Borriana, encabezada por Remco Evenepoel, será muy distinta, aunque el astro flamenco siga al frente vestido de rojo.

Hay días, como cuando se pedalea desde Morella a Borriana, en los que todos saben cómo acabará la película como si fuera una cinta romántica en la que el chico y la chica, guapos los dos, terminan enamorados, aunque se odien al principio. No merece la pena atacar porque es un suicidio deportivo. No hay terreno para locuras, más allá de mostrar la marca de tu patrocinador y gozar de minutos de publicidad gratis por televisión.

El recuerdo de 2019

Así que es mucho mejor pensar en Javalambre, la cumbre del ‘Gorrión de Cazoña’, el lugar donde Ángel Madrazo, ausente de la Vuelta por caída, ganó en 2019 en el estreno de la cima turolense para pedir una ‘play station’ y conseguirla pocos días después. Allí venció en solitario mientras Primoz Roglic y Alejandro Valverde trataban de sacarle los colores a un debutante del que se decía que iba para figura. Tenía 19 años y se llamaba Tadej Pogacar.

Camino de Borriana el único que sorprende a todos es Evenepoel, porque no perdona ni una, porque se sabe de memoria el recorrido y porque seis segundos, los que gana al esprintar en la localidad de Nules, son un botín interesante, aunque Roglic Jonas Vingegaard prefieran quedarse en la retaguardia pensando en Teruel y sus montañas.

Evenepoel es el que corre con una tirita en la ceja, testimonio del porrazo que se dio en la meta de Arinsal. Y es también el que emuló a Pogacar, en Andorra, en un esprint con Vingegaard, que de producirse en la ronda francesa y con el fenómeno esloveno habría tenido el mismo resultado. El día en el que los aficionados puedan ver un enfrentamiento entre Evenepoel Pogacar, algo que todavía no se ha producido, será cuestión de sentarse en el sofá con una bolsa de palomitas.

En Borriana vence Groves, quizá con mayor dificultad que el día antes en Tarragona porque a la fiesta se ha apuntado un extra, que puede ser actor principal en muchos escenarios. Filippo Ganna, con su 1.93 metros de estatura, decide divertirse en el esprint y por muy poco no sorprende a Groves, el australiano rápido y el que va para héroe de las llegadas masivas en una Vuelta que este jueves volverá vestirse con su uniforme de montaña.