Las semanas anteriores analizamos las lesiones por el frío -como la hipotermia y los problemas de congelación- así como las lesiones por el sol y por el calor, más frecuentes en esta época del año. No nos cansaremos de señalar lo importante de la prevención, controlando el horario y evitando las horas centrales del día, y además la adecuada nutrición e hidratación, y la correcta vestimenta.

En la montaña existen animales, especialmente perros asilvestrados, que pueden producir ataques a corredores y pueden ser portadores de enfermedades como la rabia, la infección por campylobacter. La fiebre maculosa de las montañas rocosas se transmite por garrapatas, la tiña cutánea. También existen aves y reptiles como lagartos, lagartijas, tortugas, serpientes; y anfibios en charcas o ríos. Se pueden producir picaduras por serpientes venenosas, arañas, escorpiones y reacciones alérgicas a picaduras de insectos.

En alérgicos a picaduras de abejas y avispas es muy importante llevar una placa de identificación donde ponga a qué somos alérgicos; e incluso llevar un kit de emergencia con adrenalina, antihistamínicos y corticoides.

Las lesiones agudas del corredor de montaña pueden ser musculares, tendinosas, ligamentosas, articulares y óseas. Los músculos que más frecuentemente se lesionan en la montaña son los músculos isquiotibiales (bíceps femoral, semitendinoso, semimembranoso, recto interno) y el tríceps sural (gemelos y sóleo).

Menos frecuente es la rotura de los músculos abdominales, especialmente del músculo recto anterior del abdomen, que puede dar lugar a un dolor abdominal difuso y debemos diferenciarlo del dolor abdominal de origen digestivo o urológico.

Las lesiones tendinosas propias del corredor de montaña son la tendinitis del psoas y la tendinitis del piramidal, que pueden producir un dolor abdomino-inguinal en el primer caso y glúteo en el segundo.

Anatomía

Por regiones anatómicas, destacamos en la rodilla la entesitis o tendinitis insercional del tendón rotuliano y la hiperpresión rotuliana externa, especialmente en bajadas o sobre superficie dura o mojada. Producen dolor peri-rotuliano, en ocasiones con derrame sinovial y gran limitación funcional con sensación de bloqueo o fallo; en la exploración se observa dolor localizado, roce con el desplazamiento de la rótula y la prueba de aprensión positiva. Cuando el dolor se localiza en la parte externa de la rodilla puede corresponder al síndrome de fricción del tracto iliotibial o síndrome de la cintilla iliotibial. En la exploración presenta las pruebas de Renne y Noble positivas.

En el corredor de montaña la rodilla puede sufrir lesiones ligamentosas, sobre todo,el ligamento lateral interno y el ligamento cruzado anterior. También lesiones meniscales con dolor en la interlínea femorotibial y las pruebas de Mc Murray y de Apley son positivas. Es muy importante, después de sufrir lesiones graves o crónicas y tras cirugía de rodilla, realizar una adecuada valoración isocinética antes de competir.