El freno de esta quinta ola está siendo lento y, a pesar de que la tendencia al alza de las últimas semanas parece haberse ralentizado, todavía las cifras sobre la evolución de la pandemia referidas a la provincia resultan preocupantes. La bajada en los positivos en la mayoría de localidades más pobladas de Castellón es una realidad, aunque esta está siendo muy poco a poco sin conseguir doblegar del todo la curva epidemiológica. Solo cuatro grandes municipios presentan un incremento de infectados desde el pasado viernes teniendo en cuenta las cifras actualizadas este martes por la Conselleria de Sanitat.

Se trata de Castelló que suma 1.046 casos y llega a una incidencia acumulada de 600 casos por cada 100.000 habitantes, Benicarló que contabiliza 194 positivos, Orpesa notifica 128 y l'Alcora 56.

De estas, solo Orpesa cuenta con toque de queda, desde las 01.00 a las 06.00 horas hasta el 16 de agosto. De las 11 localidades castellonenses con esta restricción a la movilidad nocturna solo se observa un cierto incremento en esta y en Almenara (27).

Por tanto, se observa una tendencia a la baja en las nueves restantes: Vinaròs (187), Peñíscola (84), Alcalà (54), Torreblanca (19), Burriana (210), Onda (91), Borriol (18) y Vila-real que contabiliza 298 positivos con una incidencia acumulada que baja de los 600 puntos hasta los 580 casos por cada 100.000 habitantes.

A este listado se sumarían otras poblaciones sin toque de queda como Almassora con 179 positivos, la Vall d'Uixó con 122 y Nules con 66.

Hay que recordar que el grueso de los contagios de esta quinta ola se están produciendo entre los más jóvenes que no están vacunados. Una cierta relajación en las medidas anticovid y la irrupción de la variante delta explican esta explosión de contagios.