La práctica ausencia de restricciones por el coronavirus, con la única excepción del uso de la mascarilla en espacios interiores, y unas temperaturas que han superado los 20 grados en los principales destinos marcan el final del vía crucis del sector turístico en Castellón. Nada que ver el aspecto de ayer en playas y poblaciones del interior con las dos pascuas anteriores. En el 2020 la población estuvo recluida en sus casas, mientras que el pasado año solo hubo visitantes de la Comunitat, con restricciones de aforo y horario en los negocios de hostelería.
El principal destino provincial, Peñíscola, ya ha hecho balance de estos días. Su concejala de Turismo, Raquel París, destacó que el buen tiempo «nos ha acompañado y la oferta de alojamiento ha estado al completo en estos primeros días para mantener una ocupación por encima del 80% para el resto de días no festivos de la próxima semana». Añadió que ha sido «muy satisfactorio ver los establecimientos llenos de actividad tras dos años complicados».
La localidad de referencia en el interior, Morella, también registró un lleno total en sus negocios de hostelería. Muchos restaurantes ya tenían todas las plazas reservadas desde hacía días, mientras que los ríos de gente fueron constantes en las principales calles. En cuanto a Castelló o Benicàssim, los cielos soleados animaron a disfrutar de estos días junto al mar, con unas terrazas que recordaban al ambiente del pleno verano.
Perspectivas
Antes de la pandemia, la Semana Santa era el prólogo turístico de la temporada, por lo que los empresarios están esperanzados en que el estío del 2022 sea, por fin, el de la plena recuperación. El coronavirus ha dejado de ser la principal preocupación, aunque en el horizonte aparece la incertidumbre por el incremento del coste de la vida.
El vicepresidente ejecutivo de la patronal provincial (Ashotur), Luis Martí, expuso en estos momentos «la reactivación está llegando con fuerza, y Castellón no ha perdido su atractivo, por lo que nos preocupa más el alza de los costes y la evolución del IPC que la demanda de visitantes». La Pascua ha sido una vacuna de optimismo, que esperan mantener en el ya próximo verano.
